Las pequeñas empresas de México se preparan
La brusca depreciación del peso mexicano ha elevado los costos de las importaciones.
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Las calaveras de azúcar, los dulces con sabor a ají y los chocolates que vuelan de los escaparates durante las celebraciones del Día de los Muertos en México en noviembre le reportan deliciosas ganancias a la empresa de aditivos y preservantes de Eduardo Fernández, Ferbera. Pero con el espectro acechante de un alza de las tasas en EEUU este año, las perspectivas de ventas se ven débiles.
"Algunos de nuestros clientes está esperando para pagarnos porque esperan que el tipo de cambio se estabilice", dice Fernández. "Eso es muy preocupante, porque no estoy confiado en que suceda". Según Fernández, los pagos atrasados han afectado a cerca del 5% de las ventas de los importadores de Ciudad de México, ya que la brusca depreciación de la moneda ha elevado el costo de los ingredientes alimenticios en dólares de Ferbera para los clientes cuyo ingreso es en pesos mexicanos.
Ahora él teme que más clientes comiencen a tambalear si el aumento de las tasas presiona al peso mexicano más aún a la baja, como algunos analistas prevén. "La mayoría de ellos son pequeñas empresas, quizás 20% de nuestro negocio, pero no es algo que se pueda ignorar tampoco", afirma.
Jonathan Rubio, vendedor puerta a puerta en el estado de México que vende alimentos importados, ha perdido cerca de 10% de sus ganancias por la volatidad del peso, calcula. Sin embargo, pese a que la creciente deuda en dólares de las empresas es preocupante, y que el alza de los costos en pesos amenazan con aumentar la inflación, México está mejor posicionado para resistir tormentas que los demás mercados emergentes.
Sus vínculos cercanos con EEUU –el destino de un 80% de sus exportaciones– permite a muchas empresas compensar la volatilidad del peso con ingresos en dólares, mientras que una recuperación en el mercado laboral estadounidense debería impulsar los flujos de remesas, que alimentan el gasto de los consumidores.
Más aún, pese a que los importadores son más vulnerables a una volatilidad cambiaria que los exportadores, muchos están implementando medidas de mitigación de riesgo. Rubio recortará los períodos de pago a la mitad, a 21 días en promedio, minimizando el efecto de las fluctuaciones de tasas, y espera recibir también más pagos en dólares.
Ferbera, en tanto, ha reforzado sus procesos de due diligence para nuevos clientes y está apuntando a multinacionales como Nestlé que están más aisladas de las turbulencias cambiarias locales.
"Algunas pequeñas empresas probablemente cierren", dice Fernández. "Pero estamos mirando de cerca los balances de los clientes y, tanto como sea posible, limitando nuestra exposición a empresas con problemas financieros".