Estudio anticipa que en el peor escenario el PIB alemán perdería hasta 12% con un embargo al gas ruso

El producto interior bruto (PIB) alemán perdería, en el peor de los escenarios, hasta un 12% como consecuencia de una interrupción inmediata del suministro de gas ruso, según un informe del Instituto de Estudios Macroeconómicos (IMK).

El 12% sería el resultado en caso de que los efectos sobre la producción y la demanda fueran especialmente fuertes, pero si fueran menos contundentes, el impacto sobre el PIB podría ser de una caída de 3,2 %.

El estudio, realizado por el economista Tom Krebs, de la Universidad de Mannheim (suroeste del país), contempla dos escenarios: uno en el que la interrupción del suministro tuviera un efecto sobre la producción que llevaría a corto plazo a un retroceso de entre el 3,2% y el 8%.

En un escenario más positivo, que parte del presupuesto de que se consigan de manera rápida alternativas al gas ruso, generaría una bajada del PIB de entre el 1,2 % y el 3 %.

A ello habría que agregarle los efectos sobre la demanda, que podrían llevar a que el PIB descendiera entre el 2 % y el 4 %.

Además, una interrupción inmediata de los suministros causaría daños a largo plazo, pues reduciría el potencial productivo y debilitaría los pilares del crecimiento, señala el documento.

El estudio también alerta de que podría haber fuertes repercusiones sobre el mercado laboral y un aumento del desempleo que difícilmente podría compensarse con instrumentos habituales como la jornada reducida subvencionada.

La recuperación posterior podría ser lenta y el estudio señala que la rápida mejoría que tuvo la economía alemana tras 2009 es la excepción y no la regla en las grandes crisis.

El estudio advierte, asimismo, de que los cálculos sobre las repercusiones de una interrupción del suministro del gas tienen un margen de inseguridad superior al de otros informes económicos.

Cerca de la mitad del gas que se consume en Alemania, como fuente de energía o como materia prima, proviene de Rusia.

Esa dependencia ha llevado a que Alemania sea reacia a imponer un embargo de gas a Rusia, y a que el Gobierno esté buscando fórmulas para diversificar las fuentes de suministro y acelerar el desarrollo de las energías renovables