CE llama al optimismo y asegura que recuperación se acelera
El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso afirmó que la región crecerá por sobre lo esperado.
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El presidente de la
Comisión
Europea (CE), José Manuel Durao
Barroso, aseguró hoy que la
recuperación económica se acelera en
Europa e invitó al
optimismo en el estreno del debate sobre el Estado de la Unión, en
el que ha fijado el desempleo como la principal preocupación de Bruselas.
"Las
previsiones económicas en la Unión Europea son hoy mejores
que hace un año. (...) Europa ha
demostrado que se mantendrá en
pie", subrayó Barroso en su intervención ante el pleno del
Parlamento Europeo (PE).
El político portugués realizó una
extensa defensa de las medidas
adoptadas por la UE ante la crisis y recordó que "aquellos que
predijeron el fracaso de la Unión, se han equivocado".
En un tono
optimista, Barroso destacó que la recuperación
económica se acelera en Europa y que
el bloque crecerá por encima de
lo previsto este año, aunque dejó claro que el desempleo es
"todavía demasiado elevado" y que la coyuntura internacional sigue
planteando riesgos.
Pese a ello, volvió a defender políticas
de austeridad e insistió en que "la consolidación presupuestaria es fundamental",
un mensaje que contrasta, por ejemplo, con el plan de inversiones
anunciado ayer por Estados Unidos para fomentar el empleo.
"Sin
consolidación no habrá estabilidad, sin estabilidad no habrá
crecimiento y sin crecimiento no habrá empleo", ha repetido Barroso,
para quien es necesario superar el
debate entre consolidación y
crecimiento, pues cree que los dos son compatibles.
Una vez más,
el jefe del Ejecutivo comunitario llamó a los
Estados miembros a apostar por "más Europa" y a coordinar sus
políticas, un mensaje jaleado por la mayor parte de la Eurocámara.
Buena
parte de los grupos, sin embargo, han acusado a Barroso de
no ser lo suficientemente firme ante los gobiernos y de ser incapaz
de frenar una política europea dirigida por Francia y Alemania.
Hoy,
Barroso se limitó a hacer un
llamado para "no
volver despertar fantasmas del pasado" y a recordar que "el racismo
y la xenofobia" no tienen sitio en Europa, pero sin referirse
explícitamente al caso francés.