Trump se reúne con automotrices y reactiva los polémicos oleoductos vetados por Obama
Dijo que se presentará un acuerdo mejorado para las tuberías y exigió que se use acero estadounidense para su fabricación.
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Estados Unidos lleva décadas tratando de tomar el liderazgo de las nuevas tecnologías y la economía digital. Sin embargo, Donald Trump inició ayer un retorno hacia las industrias que tradicionalmente estuvieron en el corazón del desarrollo del país, poniendo el foco en el sector automotor y las empresas petroleras.
En una reunión con los directores ejecutivos de las tres principales automotrices de EEUU, el nuevo presidente aseguró que las regulaciones ambientales están “fuera de control” y prometió que removerá obstáculos para las empresas, especialmente en materia de impuestos.
El gobernante republicano reactivó además dos proyectos de oleductos que han sido fuertemente criticados por los ambientalistas.
Fuera de control
Trump, que en las últimas semanas ha hecho duras amenazas a las firmas que se lleven plantas fuera del país, buscó esta vez un enfoque más amable para retenerlas. “Estamos realmente enfocados en tener fábricas de automóviles y otras plantas en el país”, dijo Trump. “Haremos el proceso mucho más simple para todos aquellos que quieran hacer negocios en EEUU” prometió. Declarándose como “un ambientalista, en gran medida”, dijo sin embargo, que las retricciones “se han salido de control”.
Directivos de Ford, Fiat Chrysler y General Motors se juntaron con el mandatario en la Casa Blanca, en el que sería el primero de una serie de encuentros esta semana dirigidos a impulsar al sector manufacturero.
Las tres automotrices han respaldado los planes de Trump para impulsar el empleo y ya habían anunciado anteriormente su apuesta por incrementar las plazas de trabajo y las inversiones.
Toyota informó ayer que añadirá 400 empleos para construir más vehículos en su planta de Indiana como parte de una inversión de
US$ 600 millones. A comienzos de mes Ford desechó la idea de construir una planta en México y dijo que invertirá US$ 700 millones en su fábrica en Michigan.
Hecho en EEUU
El nuevo jefe de Estado firmó además ayer las órdenes ejecutivas para avanzar en la construcción de Keystone XL y Dakota Access, dos multimillonarios oleoductos, dando marcha atrás a políticas medioambientales clave de Barack Obama.
Trump dijo que ambos proyectos, que buscan la expansión de la infraestructura energética del país, ayudarán a cumplir con su promesa de campaña de generar nuevos empleos en el sector a través de la producción nacional de tuberías. Apostó por una “renegociación” de los términos de los acuerdos e insistió en que los desarrolladores deben utilizar acero estadounidense para la fabricación de los ductos. “Construiremos nuestras propias tuberías, como antes”, dijo.
En años recientes, los oleoductos se convirtieron en la pieza central de una batalla entre la industria y los ambientalistas.
El proyecto Keystone XL, valorado en US$ 8.000 millones, fue el más controversial y llevó a la administración de Obama a vetarlo en vísperas del acuerdo de París en 2015.
El reinicio de estas actividades podría marcar una dura derrota para los ambientalistas.
Para la industria petrolera, en cambio, presagia mayor libertad para el desarrollo de infraestructura y aliviar los problemas de transporte.
Contratos congelados
La nueva administración congeló ayer todos los contratos, subvenciones y acuerdos interinstitucionales que estuviesen pendientes de revisión de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, su sigla en inglés). “No habrá movimiento de dinero hasta que no haya una revisión”, señaló el comunicado.
EPA otorga miles de millones de dólares en contratos cada año para apoyar programas de pruebas ambientales, limpieza e investigación.
China responde a EEUU y asegura que defenderá soberanía del Mar Meridional
China dijo ayer que tenía soberanía "irrefutable" sobre las islas del Mar Meridional de China que están en disputa con otros países de la región, luego de que Washington se comprometiera a defender los "territorios internacionales" por la vía estratégica.
Sean Spicer, vocero de la Casa Blanca, envió señales el lunes de una fuerte ruptura con años de manejo cauteloso de EEUU frente a la búsqueda asertiva de demandas territoriales en Asia.
"EEUU se va a asegurar de proteger nuestros intereses en la zona", dijo Spicer, quien agregó: "es cuestión de que si esas islas están de hecho en aguas internacionales y no son propiedad de China, entonces sí, vamos a asegurarnos de defender los territorios internacionales de ser tomados por un país".
Hua Chunying, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, respondió asegurando que "EEUU no es parte de la disputa en el Mar Meridional de China" y que su soberanía sobre las islas Spratly era "irrefutable".
Además, indicó que su país estaba dedicado a proteger el derecho a la libre navegación y que, por ello, quería entablar conversaciones con las naciones directamente involucradas en el asunto para encontrar una solución pacífica.
"Urgimos a EEUU a respetar los hechos, conversar y actuar cautelosamente para evitar perjudicar la paz y estabilidad que reina en el Mar Meridional de China", dijo Hua.
Futuro Jefe de presupuesto dice que la deuda es "insostenible"
Mick Mulvaney, elegido por el presidente Donald Trump como jefe de Presupuesto, dijo ayer que cerca de US$ 20 billones (millones de millones) de deuda nacional son un problema que debe ser "abordado más temprano que tarde" y que impulsará cambios en programas como el de la Seguridad Social y Medicare.
En su audiencia de confirmación ante el senado, Mulvaney aseguró que dirá "la verdad" a Trump sobre la necesidad de los cambios y apuntó que si no se actúa pronto, los fondos de Medicare y del Seguro Social podrían caer en quiebra. También se mostró en contra de reducir los bonos a los beneficiarios actuales. Respecto de la deuda nacional, Mulvaney aseguró que ésta es insostenible y explicó que la cantidad es equivalente a que cualquier familia estadounidense debiera más de un cuarto de millón de dólares en sus tarjetas de crédito. "Las familias saben lo que eso significa. Es momento que el gobierno aprenda la misma lección", explicó el nominado de Trump.
Como congresista, Mulvaney ha votado en contra de los aumentos del techo de la deuda y ha criticado los presupuestos del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, por gastar demasiado.