El “rey del plátano” y el doctor de Luis Miguel: las figuras que buscan comprar la Clínica Las Condes

Entre agosto y septiembre de 2023, Luis Miguel hizo una maratón de conciertos en Chile. Fueron 10 presentaciones en el Movistar Arena, que estuvieron a punto de no concretarse. El “Sol de México” llegó a Chile enfermo y se atendió en la Clínica Las Condes (CLC). Quienes cuentan la historia dicen que pidió conversar con los doctores en el piso -4, para no ser visto en el recinto.

Así fue como el médico español José Antonio Valero, quien trabaja con el cantante hace años, supo que la clínica estaba en venta. Comenzó, entonces, a urdirse una oferta que finalmente salió a la luz.

El misterio de los avisos

Este lunes, dos avisos legales -publicados en El Mostrador y Cooperativa, respectivamente- dieron cuenta de que una sociedad denominada Kumey SpA estaba dispuesta a desembolsar US$ 60 millones para quedarse con el control de la CLC, comprando el 55,75% que detenta el grupo Auguri (parte del pacto de accionistas que controla Falabella), de la empresaria Cecilia Karlezi.

Los rumores habían vinculado a la clínica con una decena de empresas, tanto chilenas como internacionales, pero nunca se había conocido una oferta concreta.

Los avisos, eso sí, no explicitaron quiénes estaban detrás de esta arremetida. Solo señalaron que los controladores de Kumey participan en inversiones inmobiliarias, exportaciones e importaciones y en “actividades empresariales en salud principalmente en España”. Los accionistas de la sociedad, con un 50% cada uno, eran el doctor Valero y otra entidad denominada Waypa SpA, que existe hace solo una semana.

DF accedió al registro oficial de Waypa como una sociedad por acciones, que se realizó el 31 de diciembre, mediante el registro electrónico de empresas y sociedades del Ministerio de Economía. El 95% de la sociedad pertenece al empresario ecuatoriano-chileno Gabriel Massuh, quien se asoció con el radiólogo Francisco Javier Avendaño, que tiene el 5% restante.

Detrás de la oferta

Gabriel Massuh nació en Guayaquil, pero a los 23 años, en 1993, llegó a Chile, donde constituyó Bagno, que hoy se ha convertido en una de las importadores de fruta líderes en el mercado nacional. Particularmente, es la principal comercializadora de bananos -que importan sobre todo desde Ecuador-, lo que le ha valido a Massuh el apodo de “rey del plátano”.

Bagno “cuenta con una moderna infraestructura y una red de sucursales a lo largo de Chile, que permite alcanzar una cobertura para suministrar a supermercados, cadenas de restaurantes y clientes de canal tradicional”, dice la página oficial de la compañía.

Desde 2019, el empresario mantiene un juicio abierto con el Servicio de Impuestos Internos (SII) -publicado por la unidad de investigación de Radio Bío Bío-, que se querelló en su contra por presuntos delitos tributarios.

Entre los objetos con los que se constituyó Waypa, se incluyen la celebración de contratos, inversión en bienes muebles e inmuebles, el desarrollo de negocios inmobiliarios y la constitución de sociedades.

El vínculo entre Massuh y el doctor Valero es Avendaño. Tras conocerlo en la propia CLC, el radiólogo se hizo amigo de Luis Miguel e, incluso, el cantante se reunió con él cuando visitó Chile en 2024. Viendo una oportunidad en la clínica -que hace años atraviesa una crisis que tiene como principal foco los cuestionamientos hacia su presidente y pareja de la controladora, Alejandro Gil-, habrían decidido ofertar. Avendaño conocía a Massuh, quien a pesar de venir de un rubro completamente distinto, se interesó por el negocio y dispuso los fondos.

Pero Valero tampoco está solo. Si bien los avisos de la oferta solo lo mencionan a él (de hecho, aparece con “RUT en proceso”), dos fuentes que participan de las conversaciones señalaron a DF que cuenta con el apoyo de la familia Cordón, fundadora del conglomerado español QuirónSalud, hoy controlado por la gigante alemana Fresenius. Asimismo, si bien no hay nada concreto aún, las versiones del sector salud dicen que el propio Luis Miguel podría invertir junto a Valero en la clínica chilena de concretarse la operación.

El momento de la CLC

La crisis de la CLC es conocida: una tasa de ocupación de 38%; pérdidas por $ 15.532 millones a septiembre; una auditoría por pasivos no reconocidos por $ 7.375 millones en 2023; y una formalización a Gil por apropiación indebida tras una serie de querellas de exmédicos por apropiación indebida son algunos de los síntomas de esta.

Todas estas circunstancias hacen creer al mercado de que la salida de Karlezi y Gil es inminente. Sin embargo, a pesar de que las fuentes al tanto dicen que las conversaciones con los actuales ofertantes han existido, subrayan que muchas empresas han desfilado por la clínica y aún no hay ningún documento firmado.

Un factor es el precio. La oferta valoriza las acciones de la Clínica en $ 10.594, por debajo de los $ 12 mil en que cotizaban en la Bolsa de Santiago este lunes. Y muy lejos de los cerca de $ 40 mil en que los actuales controladores las compraron.

Los avisos publicados este lunes prometieron un plan de negocios diseñado “para restaurar la viabilidad financiera” y “fortalecer la reputación” del establecimiento. Dijeron que buscan reposicionar la marca CLC, ampliar la oferta al sector público y recomponer las relaciones con las isapres. Primero, eso sí, en el corto plazo se enfocarían en reestructurar y disminuir la deuda, inyectando capital de trabajo a la compañía.