La incertidumbre electoral en Brasil llega al mercado y asusta a los inversionistas
El real perdió más de 6% de su valor la semana pasada y, de paso, golpeó al peso argentino, que tocó nuevos mínimos históricos.
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A dos meses de que la carrera presidencial de Brasil llegue a su fin, el mercado comienza a romper una larga sordera frente a la incertidumbre política en la mayor economía de América Latina.
Hasta el viernes, el real sumó una racha de siete sesiones consecutivas de bajas, dos de ellas cercanas a 2%. La divisa llegó a cotizarse en más de cuatro unidades por dólar por primera vez desde 2016, anotando un mínimo de más de 4,1 reales por dólar el viernes, su menor valor desde enero de ese año.
Según dijo al diario local Valor el economista y expresidente del banco central, Arminio Fraga, tras la caída hubo “una combinación muy complicada de crisis económica y una larga crisis política”.
La moneda se ha mostrado volátil desde la oficialización de las candidaturas presidenciales. El aspirante con más apoyo, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, registró su postulación desde la cárcel, donde cumple una condena de más de doce años por corrupción y lavado de dinero, mientras espera respuesta a una apelación ante el Supremo Tribunal Federal (STF). La semana pasada, obtuvo un 39% de intención de voto en una encuesta de Datafolha, la primera desde que se inscribieran las candidaturas.
Pero el eventual retorno de Lula, cuyo Partido de los Trabajadores (PT) ha rechazado la implementación de reformas que analistas consideran necesarias para reducir el déficit fiscal, no es el único temor del mercado. El segundo en la carrera es el excapitán del Ejército y diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro, quien podría incluso obtener el primer lugar si la postulación del exjefe de Estado es bloqueada por la justicia electoral.
La debacle del real
El viernes, el costo de los contratos swap de default de crédito (CDS, su sigla en inglés, una medida de riesgo asociado al país) llegó a 280 puntos base, su máximo desde diciembre de 2016, de acuerdo con datos de la consultora Markit.
Para Fraga, las amenazas económicas eran mayores a las de 2002, cuando, señaló, los mercados veían “pánico de que el PT implementara su programa económico histórico”. Pero esa vez “hubo un esfuerzo para construir puentes y dejar claro que la situación sería administrable. No es el caso hoy: Brasil necesita reformas importantes en el frente fiscal y en el de crecimiento, que está estancado”.
Ante la seguidilla de bajas del real, que en los siete días hasta el viernes había perdido casi 6,2% de su valor frente al dólar, los analistas se dividen sobre la posibilidad de que el banco central intervenga. El equilibrio, dicen, es delicado: sin interrumpir la dinámica, deberá combatir el exceso de volatilidad.
No será fácil. Un análisis de Bloomberg apuntó que los altibajos seguirán al menos hasta que se haya resuelto el panorama electoral. También observó, sin embargo, que el real “está en mejor forma que durante la crisis de 2015”, cuando llegó a un peak de entre 4,15 y 4,17 unidades por dólar.
Société Générale prevé que la moneda toque un piso de 4,12 unidades por dólar en el segundo semestre. “Las probabilidades de que el banco central intervenga han subido, pero siguen siendo bajas”, dijo a Bloomberg el analista Bertrand Delgado. En tanto, Credit Suisse prevé un nivel de 4,15 unidades por dólar.
El contagio
Pero la debacle cambiaria de la mayor economía latinoamericana comienza a dar señales de contagio en la región. El primer golpeado ha sido Argentina, cuya moneda lleva cerca de cuatro meses de fuerte volatilidad frente a la divisa estadounidense y sólo hace dos semanas había anotado un mínimo histórico de cerca de 31 unidades por dólar.
A medida que la normalización monetaria en el mundo desarrollado encuentra al país con un alto déficit fiscal, el contagio desde Brasil ha venido a agravar la situación. El viernes, el peso tocó un nuevo récord cercano a 31,50 unidades por dólar en el Banco de la Nación, obligando al banco central a intervenir.
El gobierno de Mauricio Macri ya tuvo que recurrir al Fondo Monetario Internacional en mayo para contener la depreciación y se está quedando con pocas armas a medida que se agrava la baja.
Analistas del país reconocen que el panorama es sombrío. El director de MB Inversiones, Diego Martínez, dijo a Cronista que, incluso si Lula no llega a la papeleta, “los que quedan no inspiran demasiada confianza” en el mercado.