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Columnistas

El valor ignorado de los monocultivos

Simón Berti, presidente nacional del Colegio de Ingenieros Forestales

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 27 de septiembre de 2024 a las 16:45 hrs.

Todo lo que nos ofrece el agro proviene de “monocultivos con especies exóticas”. Manzanas, trigo, avena, lechugas…, la lista es larga, con la excepción de cierta variedad nativa de papas. Y todo eso lo aceptamos sin una sola protesta o enfado. Y con razón, ya que los monocultivos son una manera eficaz y focalizada de producir lo que necesitamos con las mejores especies y variedades que se adapten a nuestro clima y suelos, lo que se traduce finalmente en menores costos y mejor calidad para el bien de todos.

Los monocultivos no usan una gota de agua de riego, no toman agua de las napas subterráneas, ayudan a la infiltración de toda la lluvia que cae en invierno y aportan madera a bajo costo.

 Sin embargo, en el sector forestal, los “monocultivos con especies exóticas” son considerados por parte de la opinión pública (mal influida), como “perversos” e “indeseables”. Si hacemos un poco de historia y ciencia, es menester recordar que alrededor de un 90% de las plantaciones forestales no han reemplazado bosques nativos, sino que se han plantado en los suelos erosionados por nuestros antepasados, debido a prácticas agrícolas en pendientes, cuya primera víctima fue nuestro majestuoso bosque original. Se fue el suelo con la lluvia, embancó los ríos y produjo dunas que cubrieron pueblos y suelos agrícolas. La instalación de árboles de rápido crecimiento redundó en el término de la erosión, aumentó la biodiversidad (comparado con el suelo desnudo) y devolvió la fundamental infiltración hacia las napas subterráneas de ese 80% de la lluvia que cae en invierno, cuando los árboles consumen muy poco. Además, se ha generado una industria de la cual se sustentan, se estima, unos 2 millones de chilenos, gracias, principalmente, a una especie llamada pino radiata (o pino insigne), que se adaptó muy bien a nuestro Chile centro – sur, así como a Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. 

Por otro lado, los monocultivos forestales se instalan en cerros y suelos no agrícolas, no usan una sola gota del agua de riego, no toman agua de las napas subterráneas porque sus raíces tienen solo tres metros de profundidad, ayudan a la infiltración (a llenar las napas) de toda la lluvia que cae en invierno, aportan madera a bajo costo, así como papeles, pañales, fibra textil, papel higiénico, servilletas y otros a Chile y el mundo.

En resumen, hay razones para agradecer los beneficiosos monocultivos agrícolas y forestales.

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