El poder de los botones y perillas en un mundo de pantallas

Pilita Clark

La última vez que se coronó a un monarca británico, en 1953, gran parte de la vida en el Reino Unido era mucho peor de lo que es hoy. La comida era horrible. Todos fumaban. El smog era espeso y letal.

Pero una cosa que tenían en la década de 1950 eran perillas, es decir, botones, diales y otras protuberancias físicas que uno podía torcer o empujar para controlar cualquier cosa, desde un televisor hasta la radio de un automóvil.

“El implacable avance de la pantalla táctil necesita un replanteamiento. En los autos, la sensación de los interruptores físicos es instintivamente atractiva y que el conductor puede usar un botón fácilmente sin apartar la vista de la carretera”.

Recordé esto la otra semana cuando alquilé un automóvil en el que casi todos los botones habían sido reemplazados por una pantalla táctil tan desconcertante que casi choqué tratando de cambiar la estación de radio.

La buena noticia es que, en algunas partes de la industria automotriz, los botones y perillas están volviendo. Según los informes, los interruptores físicos volverán en los nuevos Porsche Cayenne SUV y Volkswagen. Mientras tanto, Hyundai y otros fabricantes de automóviles a favor de los botones dicen que se mantendrán alejados de lo que los críticos han llamado pantallas táctiles “horribles”, “estúpidas” y “horrendas”.

La noticia menos buena es que las fuerzas que innecesariamente eliminaron muchos botones y perillas todavía están vivas. Sobre todo, existe una creencia servil en la supremacía de la nueva tecnología. La pregunta es, ¿por qué? ¿Por qué persistir con dispositivos que nadie pidió y que muchos conductores detestan activamente, especialmente si pueden ser menos seguros?

Un hombre que lo sabe es Ian Callum, el galardonado diseñador de automóviles británico que fue el director de diseño de Jaguar durante 20 años hasta 2019.

Callum, quien también diseñó para Ford y Aston Martin, me dijo la semana pasada que el avance de la pantalla táctil comenzó con las pantallas de navegación por satélite hace más de 15 años. Tesla magnificó la tendencia al vender autos con poco más que una tableta gigante en el tablero, en un movimiento que cautivó a muchos de sus colegas.

“Muchos de los muchachos de marketing pensaron ‘Esto es algo grandioso, ésta es tecnología moderna y, por lo tanto, deberíamos hacer lo mismo’”.

Callum admira la simplicidad y el minimalismo del diseño de Tesla y de ninguna manera es un tecnófobo. Pero pasó mucho tiempo luchando contra lo que él dice que era “una gran cantidad de presión” para poner la mayoría de las funciones en las pantallas táctiles, incluyendo la calefacción, el aire acondicionado, la ventilación y más. “Resistí hasta el momento de retirarme”.

El costo explica parte de la presión que enfrentó. Los expertos dicen que las pantallas pueden ser mucho más baratas que muchos botones físicos. Pero Callum dice que éste no fue el principal factor impulsor.

“La verdadera motivación fue esta tecnología visible que a la gente de marketing realmente le gustó”, dice, y agrega que constantemente le decían que diseñara para pantallas cada vez más grandes.

Su cautela sobre una toma de control de la pantalla táctil surgió de la comprensión de que la naturaleza táctil de los interruptores físicos es instintivamente atractiva y que el conductor puede usar un botón fácilmente sin apartar la vista de la carretera.

Éste es el punto crucial. Una cosa es que te lleve un tiempo descubrir cómo navegar por una pantalla táctil en una lavadora, pero otra muy distinta es que te encuentres en una autopista muy transitada.

Las pruebas realizadas el año pasado por una revista de automóviles sueca mostraron por qué. Revelaron que el conductor de un Volvo de 17 años con botones físicos que giraban a 110 kph tardó sólo 10 segundos en completar una serie de tareas: encender la radio, configurarla en una estación determinada, encender el desempañador, etc.

Eso tomó 23.5 segundos en un Tesla Model 3 e incluso más en un BMW iX y otros autos modernos que han reemplazado sus botones con pantallas táctiles.

El conductor de un MG Marvel R eléctrico tardó casi 45 segundos, momento en el que el automóvil había recorrido 1.372 metros, más de cuatro veces la distancia del Volvo anterior. (Todos los conductores tuvieron tiempo de conocer los coches).

La pantalla táctil tiene su lugar, por supuesto. Ningún teléfono inteligente podría funcionar sin ella. Pero ese lugar no es necesariamente un trozo de metal pesado que se mueve a gran velocidad. Sólo hay que hablar con la Marina de EEUU. En 2019, dijo que iba a volver a incluir controles físicos en sus destructores después de que los investigadores descubrieron que una compleja pantalla táctil había contribuido a una colisión fatal cerca de Singapur.

Los seres humanos están programados para valorar la novedad, pero también podemos comprender sus riesgos. Las redes sociales ya nos han mostrado lo que la inteligencia artificial (IA) generativa está en vías de confirmar: la nueva tecnología no siempre es útil o incluso neutral. Ni siquiera es siempre nuestro amigo.