El gobierno de Cristina sin la sombra de Kirchner

“Con Néstor, las reglas de juego eran locas, pero eran reglas”, manifestó un industrial ante la inestabilidad de la situación de los empresarios en Argentina.

Por: | Publicado: Sábado 12 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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María Ignacia Alvear C.



No se puede negar que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández es creativo. Argentina tiene un problema inflacionario, aún si se considera sólo la cuestionada cifra oficial de 10% al año. ¿Cómo lo enfrentan? Esta semana la mandataria sorprendió con el programa

Milanesas para todos

, una iniciativa que promete llevar a los consumidores las populares milanesas rebozadas a 21 pesos (US$ 5,2) por kilo.

"Me llegó a Olivos una caja de Milanesas para Todos de 1 kilo. Las probé en familia. Máximo me preguntó si serán así para todos", contó la presidenta. Y agregó que "Serán iguales para todos. Son muy ricas".

El lanzamiento se hizo en el Mercado Central de Buenos Aires durante el anuncio de de acuerdos de cooperación para el desarrollo de mercados regionales. Allí Cristina reiteró la afirmación del ministro de economía, Amado Boudou en cuanto a que en Argentina no hay inflación sino "dispersión en los precios", una curiosa frase para explicar que la inflación podría ser más baja si la gente se dedicara a caminar para encontrar precios más bajos. Una solución geográfica, si se quiere, al problema. Los culpables, dijo, son los empresarios formadores de precios. "El gobierno en lo que es su responsabilidad, la regulación de precios porque son bienes inelásticos, ha actuado fuertemente", declaró.

Esta actitud confrontacional se ha ido haciendo cada vez más visible en la gestión de Fernández desde que falleció en octubre su marido y ex presidente Néstor Kirchner, a quien muchos veían como el “ejecutivo” que dirigía Argentina tras bambalinas. 



Desánimo


Cristina fue conciliadora, y logró ganar puntos con la opinión pública durante el período de duelo, pero a casi cuatro meses del comienzo de su gobierno "real", sin Kirchner, la sensación es que las cosas han empeorado.

A partir de noviembre, “adoptó un lenguaje más conciliador hacia el sector empresarial, aceptó tratar con el Fondo Monetario -lo que nunca hubiera hecho su esposo- y en la Cumbre Iberoamericana realizada en Mar del Plata evitó confrontar con Estados Unidos, como cinco años antes en la misma ciudad lo hiciera su esposo, entonces presidente, en la Cumbre de Presidentes de las Américas”, comentó a DF el director del centro de estudios Nueva Mayoría, Rosendo Fraga.

Le duró poco. La persistencia de la inseguridad jurídica, el cambio de las reglas de juego y las campañas antiempresariales se agudizaron. Los empresarios han manifestado su molestia porque el gobierno los sanciona por elevar los precios, en su lucha por frenar la inflación. La semana pasada, las autoridades ordenaron a la filial local de Royal Dutch Shell y al grupo industrial Techint dar marcha atrás con las recientes subidas de precios, y están buscando anular un aumento en las tarifas del operador argentino de cable Cablevisión, que pertenece a un grupo de medios enemistado con el gobierno. También se instó a algunas consultoras a explicar las metodologías que usan para medir la inflación, bajo amenazas de multarlas si no cumplen con el requerimiento.

"Son medidas aisladas que no van a corregir un fenómeno que tiene una profunda raíz macroeconómica y crean mucha incertidumbre, crean más confusión", dijo a Reuters el economista de la consultora Finsoport, Jorge Todesca. Según medios locales, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, también contactó a empresas del sector químico y petroquímico para reclamarles que mantengan los acuerdos de precios firmados el año pasado. Aunque esta estrategia ha sido una constante de Fernández y de su marido cuando era presidente, se aceleró en los últimos meses al ritmo del crecimiento de la inflación.

En la Unión Industrial Argentina (UIA) consideran que el escenario es complicado y algunos empresarios se han desilusionado porque creían que con la partida de Kirchner habría un “salto en la calidad institucional”. Ahora hasta lo extrañan: “Con Néstor, las reglas de juego eran locas, pero eran reglas”, manifestó un industrial citado por el diario argentino La Nación. 



Malestar social


Otro punto de la presidenta ha tenido que manejar es el malestar social. El alza en los precios de los alimentos, las protestas en las calles (impulsadas por la oposición, según el gobierno), las constantes huelgas en sectores claves de la economía y la reticencia a utilizar tácticas de fuerza para disolver tomas ilegales de terrenos están despertando sentimientos negativos en la opinión pública. Esto está generando críticas en cuanto a que Cristina no es capaz de controlar a los argentinos como lo hacía su marido y algunos temen que las protestas que se han desarrollado en Medio Oriente se repliquen en Argentina. “Esto plantea también la cuestión de si al faltar Kirchner, que era quien manejaba los hilos que permitían controlar la calle con mecanismos informales, gestando alianzas con gobernadores, intendentes, sindicalistas y movimientos sociales, estos han comenzado a fallar. Es decir que sin el ex presidente, el gobierno puede haber perdido poder”, plantea Fraga.

Hay que ver aún cómo llega Cristina al 23 de octubre, cuando se realicen los comicios presidenciales. Al menos tres consultoras señalan que si se presentara como candidata, ganaría en primera vuelta con 45% de los votos. Además, dobla en la proyección a Mauricio Macri, con 31,4% sobre el 14,6% que registra el jefe de gobierno porteño. Estas ventajas se amplían en ciudades importantes como Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba y Mendoza.



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