Arriendos y casas de acogida: las fórmulas que ganan terreno para responder a la urgencia habitacional
Experta en urbanismo sustentable y con una extensa carrera internacional, la profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, Beatriz Maturana, es una de los 30 convocados al Diálogo Nacional por la Vivienda y la Ciudad. “Hay una amplia representación de sectores e intereses, lo que es muy positivo. Ahora los temas ya están decantando hacia lo prioritario”, relata.
- T+
- T-
Para proponer medidas que permitan enfrentar los problemas urgentes de acceso a la vivienda, que se han agudizado con la pandemia, y reflexionar sobre políticas de más largo plazo, el Ministerio de la Vivienda convocó a fines de abril a un Diálogo Nacional por la Vivienda y la Ciudad.
Una de las expertas convocadas es Beatriz Maturana, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, especializada en urbanismo sustentable. Con estudios y experiencia laboral en Australia, su currículum también incluye ser fundadora de Architects for Peace, organización que creó en 2003 por la invasión de EEUU a Irak.
"He asistido a todas las reuniones. Hay una amplia representación de sectores e intereses, y eso me ha parecido muy positivo", relata.
Dice que le pareció interesante que la convocatoria incluyera vivienda y ciudad, "porque me parece que una no se entiende sin la otra".
-¿Por qué deben abordarse en conjunto?
-Las viviendas no hacen ciudad. Si uno se preocupa solamente de la vivienda, se corre el riego de crear zonas dormitorios, periferias monofuncionales, que no están integradas a los servicios de la ciudad, ni tampoco al entorno. Esa integración y acceso a servicios de calidad es lo que me permite decir, por ejemplo, soy de Maipú, Cerrillos o Ñuñoa y me siento orgulloso de ser de este lugar; que tenga un carácter y que esa identidad se transfiera a la persona. Esa conexión es indispensable.
-Parece una conexión bien razonable, ¿no se hace habitualmente en las políticas públicas?
-Efectivamente, no es la primera vez. Está en la Política Nacional de Desarrollo Urbano: Ciudades Sustentables y Calidad de Vida de 2013, que se ha ido implementando, aunque todavía hay algunos conceptos un poco románticos que a mí como académica me resultan importante discutir, como por ejemplo, qué entendemos por acceso a la vivienda.
Nosotros en Chile entendemos que significa que el Estado me va a ayudar e incluso en algún momento, entregar una vivienda. Hay mucho subsidio para eso. En la OCDE, estamos junto con México, entre los países con más propietarios en el mundo y con el mayor subsidio estatal a la vivienda propia, sin embargo, hoy existe un déficit habitacional. En todas partes existe el sueño de la casa propia, pero el acceso a la vivienda no significa la casa propia. Significa, en Australia y Suecia por ejemplo, acceso y subvenciones al arriendo. ¿Lo que entendemos por acceso a la vivienda en Chile es sustentable? Yo creo que no, me parece que tenemos que combinar con otras herramientas, como el arriendo. Esto permite al Estado tener control del patrimonio habitacional, mantener y distribuir de acuerdo con la necesidad y generar integración social a través de esta política habitacional.
-En Chile existe el subsidio al arriendo y entiendo que la idea es promoverlo aún más.
-Sí, ha sido mencionado en las reuniones y creo que vamos a llegar a eso. La política habitacional del subsidio al arriendo existe desde el 2014, pero la cantidad de subsidios entregados al día de hoy es insignificante. El arriendo en los países OCDE representa el 32% de las viviendas disponibles, en Chile son el 18%, y de ese porcentaje, casi todo es privado, esto es lo opuesto de lo que sucede en los países más desarrollados de la OCDE.
-Respecto de la crisis habitacional que se ha acrecentado con la pandemia, ¿Qué es lo más urgente de abordar?
-Hay dos cosas. Una es abordar en serio la propiedad para el arriendo, que puede ser estatal y privada. Otra acción que se ha mencionado es crear centros de acogida. Cuando uno llega a otro país como migrante, y lo digo por experiencia propia, puede llegar a un centro de acogida, que brinda un respiro, salud, orientación sobre cómo obtener empleo, ayuda estatal, con el idioma incluso. Esto brindaría asistencia tanto para la población que hoy vive hacinada, como para la población migrante que hoy vive en tomas, o sea, terrenos no aptos.
También hay que decir que la política de vivienda y esta emergencia no se pueden entender si no se trabaja conjuntamente una política de población. La vivienda es importante, pero no soluciona ni la pobreza, ni el acceso al trabajo, ni un barrio seguro. Esto se tiene que hacer con una política que mire más en conjunto todas estas problemáticas.
Volviendo a la pregunta de lo urgente, me parece indispensable que pensemos en otros métodos, no solamente que seamos todos propietarios. El arriendo por largo tiempo o por corto tiempo, y los centros de acogida, sobre todo ahora con pandemia, son opciones interesantes.
"La integración social es resultado de una buena ciudad"
-¿Cómo se relacionan los conceptos de vivienda e integración social?
-No se relacionan. Puedo tener un techo, pero eso no significa que voy a estar integrada a los soportes que tiene la ciudad. He estudiado proyectos de integración social donde los porcentajes de población de clase media y vulnerables se han mantenido en el tiempo, pero la convivencia, que es una medida de integración social, no existe. Notamos que los habitantes considerados clase media hablan de "ellos, los regalados" para referirse a los quienes recibieron el total del subsidio por sus casas.
La integración social es el resultado de una buena ciudad. No es algo de números: 80-20 o 70-30 personas y las mezclo.
Sí es importante que pensemos en distribuir los recursos de mejor manera, que los servicios estatales en Renca, tales como áreas verdes y su mantención, paraderos, luminarias, colegios, transporte, centros de salud etc, sean de la misma calidad que aquellos en Vitacura. Eso es integración urbana. Eso me permite a mí decidir si quiero vivir cerca de mis padres, en este barrio tradicional en el que siempre he vivido, o me quiero cambiar al centro de Santiago porque sé que voy a tener la misma calidad. Hacia allá tenemos que aspirar, a la integración urbana.
La equidad territorial también tiene que ver con las ciudades intermedias, con entregar oportunidades, como empleos, educación, medioambientes sustentables y buena calidad de vida, que signifiquen que la gente pueda optar por otras ciudades..
-¿Cómo se incentivan las ciudades intermedias?
-Es planificación y también una negociación entre las partes, lo público, lo privado y las comunidades. Antes se hablaba de reducir impuestos en algunos lugares; ahora, en el siglo 21, se puede hacer usando incentivos. Hemos aprendido mucho en los últimos 60 años y la empresa privada es un organismo más liviano y puede innovar más fácil que el Estado. Tampoco es un algo que se logre de un día para otro.
-Decía en una entrevista que la vivienda social está pasada de moda, ¿qué significa eso?
-Como decía respecto de los proyectos de integración social, la vivienda social categoriza a la persona en cuanto a su ingreso; en cambio, vivienda estatal se refiere a la vivienda. Es importante que se entienda que la vivienda que se entrega no es caridad, es un servicio social estatal imparcial para quien lo necesite, todos podemos algunas vez necesitar de esta ayuda. Entonces, si no es caridad, ¿por qué tendría que saber mi vecino que yo estoy recibiendo subsidio?
Hay un conjunto de viviendas, no voy a decir dónde, en que todas las casas son bien parecidas, entonces se llama de integración social. Había un grupo de viviendas que tenía techos de zinc y otro grupo que tenía techos de tejas o imitación de tejas. De esta forma se etiquetó la vivienda social, pero más importante, a sus moradores.
-Cómo interpreta el resultado de la Convención Constitucional en este tipo de temas. ¿Hay algún vínculo que se pueda establecer?
-Quiero ser positiva y veo que han aparecido temas que me parecen importantes, como la descentralización en cierta medida, el agua, el cuidado medioambiental que tiene que ver con el territorio. Esas cosas me parecen interesantes y son conversaciones que están hace mucho tiempo. De todas maneras dudo sobre la forma en que está tomando la discusión, hay mucho de deslegitimar la opinión de otro, que también se da porque estamos viviendo en un ambiente muy violento. Creo que la base de cómo se impuso la discusión constitucional no es saludable.
Lo otro que me genera duda es que los países desarrollados no cambian su Constitución todo el tiempo, cambian las leyes. No empiezan con un borrón y cuenta nueva. Eso me parece un muy mal precedente y me preocupa. Eso no significa que no podamos seguir hablando de las cosas que siempre nos importaron. Por ejemplo, lo de la vivienda, el desarrollo de las ciudades. Pero, no creo que se necesite que esté en la nueva Constitución. Hay políticas, como la Política de Ciudades Sustentables de 2013, que es muy positiva, y para eso no se necesitó un cambio de Constitución.