Economía y Política

“No creemos que el camino sea un nuevo gobierno de la Concertación”

La líder sindical subraya que Chile requiere un gobierno de “nuevo tipo”, que no sólo derrote a la derecha, sino que plantee reformas estructurales y profundas que la sociedad está demandando. “Si es Michelle Bachelet bienvenido sea, pero si no es ella, habrán otros nombres”, enfatiza.

Por: | Publicado: Sábado 29 de septiembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Patricia Arancibia Clavel



Bárbara Figueroa Sandoval (33) acaba de ser elegida como presidenta de la CUT y es la primera mujer que desde su fundación, en 1953, asume este cargo. Miembro de la comisión política del Partido Comunista, estudió Filosofía en el ex Pedagógico y previamente fue dirigente activa en el gremio del Magisterio. Entusiasta, de sólidas convicciones y fuerte capacidad de liderazgo, se maneja con soltura y es clara a la hora de plantear la necesidad de reformas estructurales para Chile.

- ¿Qué nuevo proyecto de sociedad puede ofrecer hoy el PC para Chile después de su fracaso a nivel mundial con la caída del muro de Berlín?
- No podría afirmar que en Chile el proyecto por construir un camino hacia una sociedad más democrática e igualitaria esté fracasado. Se vio cortado porque llegó la dictadura. Parto de la premisa que hay un proyecto que tiene posibilidades de realizarse y que demanda y exige que el partido siga haciendo lo que ha hecho en su historia, por lo menos en Chile: construir espacios amplios de unidad y de convergencia que permitan con toda la fuerzas de izquierda cercanas, construir una alternativa de mayor justicia social y democracia.

- Sin embargo, podríamos concordar que como proyecto ha perdido fuerza…
- El esfuerzo por momentos se vio invisivilizado y no tenía la fuerza que está tomando hoy día a propósito de los movimientos sociales, del resurgimiento de la posibilidad del conflicto como una oportunidad y no con el temor que eso iba a crear una crisis institucional. Nuestro proyecto tiene mucha sintonía con lo que la sociedad demanda, por lo tanto, el hecho de luchar por reformas estructurales hoy, es un esfuerzo que sobrepasa a los comunistas y es una demanda transversal.

- ¿Te defines marxista leninista?
- Si, los comunistas somos marxistas leninistas y lo preciso porque no es solo en términos doctrinarios sino que también de estructura orgánica. No somos un partido de cuadros, somos un partido de masas, por lo tanto, no esperamos que los que integren nuestras filas tengan que tener todos la teoría a cuestas o marchar con la literatura marxista en la mano.

- Uno de los objetivos que busca el PC es sustituir el modelo económico y social que nos rige. ¿Deben usarse todos los medios de lucha para ello?
- Se deben utilizar todas las vías, pero creo que hoy están dadas las condiciones para que sean las vías institucionales las que nos permitan avanzar y en eso hay distintas miradas. Nosotros hemos postulado una Asamblea Constituyente como un camino posible, necesario y quizás, la vía más rápida para poder avanzar hacia una democracia más participativa, pero no me imagino hoy, pensar que ese proyecto se deba asumir desde una radicalidad. La radicalidad está en los planteamientos porque si uno lo piensa, hablar de una nueva Constitución, de un nuevo código laboral, es en sí mismo un planteamiento muy radical, pero que no sé si se condice con formas de manifestarse más radicales. Lo que si tengo claro, es que lo que estamos tratando de construir, es a partir de un esfuerzo donde sea la gran mayoría social la que pueda avanzar en esos cambios y eso sea determinante. No puedo asegurar que los sectores contrarios a estas propuestas, no vayan a ejercer todas las posibilidades de lucha para impedirlo…
- ¿Dentro de la propia izquierda?
- No, estoy pensando dentro de los grupos comprometidos con el modelo. No sé si ellos tendrán la misma predisposición que tiene uno de construir estos procesos de manera democrática porque lo que hemos visto hasta ahora, es que no hay voluntad de construir diálogo real. Uno puede reunirse con las autoridades y ser escuchada, pero de lo que uno plantea, de lo que el mundo social ha puesto sobre la mesa, poco o nada se rescata entonces siento que en ese marco, la tensión más que del mundo de izquierda, es de quienes están comprometidos con el modelo.

- La Asamblea Constituyente no forma parte de nuestra institucionalidad…
- Avanzar en más y mejor democracia implica asumir a veces acciones audaces o de ofensiva. Una de ellas es la posibilidad de refundar una Carta Constitucional a partir de un amplio debate social y eso se construye a través de un instrumento que es la Asamblea Constituyente. No sé si esto rompe con la institucionalidad, sólo sé que no está concebido en la constitucionalidad actual, pero hay ejemplos de gobiernos progresistas en América Latina, que han buscado que la sociedad civil organizada cumpla un rol activo en estos procesos de constitución republicanos y han apostado también por la Asamblea Constituyente.

- ¿Crees que la institucionalidad que nos rige es democrática?
- Hay que hacerse cargo que la institucionalidad que hoy nos rige, no es una institucionalidad constituida desde el ejercicio democrático porque fue impuesta en dictadura. En esas condiciones evidentemente no hubo participación, pero eso no significa que uno se ponga al margen de la institucionalidad cuando plantea buscar mecanismos que nos garanticen una democracia más consolidada.

- Pero el PC, de hecho, forma parte de esa institucionalidad que critica y tiene representantes en la Cámara y en otras instancias participativas como la propia CUT...

- El hecho que uno participe en los procesos electorales no es suficiente para dar legitimidad a una institucionalidad que se rige por un sistema electoral que es profundamente segregador como es el binominal. Sería iluso pensar que están dadas las condiciones para que las representaciones de cada sector estén garantizadas. Ni la participación en los procesos electorales ni el hecho que las fuerzas progresistas no hayamos logrado tener mayor incidencia en el sistema son argumentos suficientes para sostener que ésta es la mejor institucionalidad. El sistema excluye a todos aquellos que son minoría o que no tienen gran poder económico detrás.

- ¿Qué hará el PC para las presidenciales? ¿Apoyar a la candidata concertacionista?
- Acá hay un debate de fondo que es previo al nombre y que es el debate programático que va a iniciarse después de las municipales. Hay que ver quien representa mejor ese proyecto que apoyaremos en plenitud sobre la base del convencimiento de que aquel programa que se plantee y se postule, debe ser resguardado no sólo por los partidos que convergan tras ese proyecto, sino también desde la independencia y la autonomía de las organizaciones sociales y sindicales que deben pujar para que ese proyecto se concrete. Esto porque pese a los avances que se pueden reconocer en los gobiernos de la Concertación, el hecho fue que pese a que estaban escritas una serie de demandas del mundo trabajador, no se llevaron a cabo, lo que implica una lección.

- ¿En lo concreto eso implica llevar un candidato propio?
- Eso va a ser materia del debate que viene, pero yo no me cerraría a la posibilidad de tener un candidato propio.

- ¿Cómo ves la situación dentro de los partidos de la Concertación?
- Lo que uno ve es que hay una fuerte tensión que me parece que es sana, porque está dando cuenta de un debate que es necesario y que debe tratar de resolverse para que podamos asumir con convergencia y unidad, lo que nosotros conceptualizamos como formar un gobierno de “nuevo tipo”. No creemos que el camino sea un nuevo gobierno de la Concertación.

- ¿Y qué significa un gobierno de nuevo tipo?
- Un gobierno que se haga cargo de las demandas y de las reformas estructurales que se han puesto sobre la mesa, que han sido invisibilizadas y que han sido propuestas desde el mundo social.

- ¿Y representa Michelle Bachelet ese proyecto?
- Yo no puedo negar ni afirmar que los representa. Lo que tengo claro es que cualquier posibilidad de construir un gobierno futuro, no solo debe derrotar a la derecha, sino que debe plantear reformas estructurales y profundas que la sociedad está demandando y que debe ser representado por alguien que de garantía de que se pueda avanzar. Si es Michelle Bachelet bienvenido sea, pero si no es ella habrán otros nombres.

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