Macro

Rodrigo Aravena: “Crecer más el próximo año implica mucha tarea y empujar cosas adicionales”

Para el economista jefe de Banco de Chile, si no se logra ejecutar y acelerar las concesiones, el PIB de 2016 será similar al que el consenso espera para este año, entre 2,5% y 3%.

Por: Denisse Vásquez H. | Publicado: Lunes 25 de mayo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Un diagnóstico profundo de lo que está pasando con el crecimiento económico del país es el que hace el economista jefe del Banco de Chile, Rodrigo Aravena. Más allá de los efectos de la llegada de Rodrigo Valdés al Ministerio de Hacienda o de la preocupación que manifestó la presidenta Michelle Bachelet por la debilidad en la actividad en su reciente cuenta pública, para el experto retomar tasas de crecimiento más elevadas implicará un arduo trabajo.

"El país como un todo tiene desafíos tremendos por delante, desafíos que -más allá de un cambio de discurso, de acciones concretas- necesita poner el foco en algunos temas estructurales", manifiesta.

¿Cuáles? El economista explica que tanto los cambios en el ciclo minero como los que está experimentando la fuerza de trabajo implican más esfuerzos en términos de concesiones y en la agenda energética, por ejemplo.

- Para algunos la llegada de Valdés a Hacienda marcó un cambio en las expectativas. ¿Puede esto derivar en un mejor desempeño de la actividad?
- Obviamente, todo lo que vaya en dirección de tener una mayor cooperación público privada, un mayor diálogo a la hora de diseñar e implementar las distintas reformas que están en agenda o una mayor participación de los distintos sectores, será una buena noticia para el crecimiento económico.
Pero, la verdad, es que el país tiene muchos desafíos por delante, y son estructurales. La pregunta que hoy nos deberíamos hacer es cómo el país puede retomar una senda mayor de crecimiento, considerando que muchos de los factores que nos ayudaron este año probablemente no se repetirán hacia adelante. El Banco Central ya dijo en el último IPoM (Informe de Política Monetaria) que probablemente subirá la tasa de interés a fines de año; además, es difícil pensar en un gasto fiscal que crecerá 10% de nuevo en 2016 y también ver una depreciación cambiaria similar a la que tuvimos antes.
- Entonces, ¿es difícil ver un crecimiento superior al 3% este año?
- Podríamos crecer algo sobre el 3% de mediar una mejora importante en las expectativas. Por supuesto que una mejora en el diálogo, mayor integración de distintos sectores a la hora de discutir reformas estructurales para el país contribuye a mejorar las expectativas, pero paralelamente, más allá del diálogo y las medidas puntuales que se tomen, tenemos que avanzar en materia de concesiones, en el tema energético. Recién ahí podremos pensar en un alza importante de la inversión.
- No podemos confiar solamente en el repunte de las expectativas...
- El país, por un tema estructural, necesita tener una agenda bastante ambiciosa y una muy buena implementación en materia de concesiones, eso es fundamental. Lo mismo en materia energética.
Por eso, el desafío que tenemos como país no es enfocarnos en anuncios o en tonos de discurso, sino en cómo enfrentaremos los desafíos estructurales.

Los desafíos
- ¿Qué elementos podrían impulsar una aceleración hacia adelante?
- Son varios. Es probable que el país crezca más el próximo año. El consenso de mercado espera una cifra en torno a 3,4%-3,5% -que es una cifra razonable-, pero implica trabajar bastante.
En primer lugar, requiere que el gobierno ejecute la política fiscal íntegramente este año, pero es fundamental que sea ejecutando todas las obras de infraestructura. Si las logra implementar a tiempo, si logra acelerar y ejecutar más concesiones, eso tendrá un impacto multiplicador sobre la economía y el sector privado, porque esas actividades subcontratan mucha mano de obra y eso genera una persistencia mayor en la actividad privada hacia adelante.
También hay elementos que impactaron negativamente este año y pueden cambiar en 2016, como el aumento en la inflación, que afectó el poder adquisitivo de los consumidores y los índices de confianza, que generaron algo de incertidumbre. Podríamos pensar que estos factores cambiarán en 2016, ya que la inflación debería disminuir y los niveles de confianza debiesen mejorar de aquí en adelante.
- ¿Qué pasa si no se cumple este escenario?
- Perfectamente, podríamos ver en 2016 un crecimiento económico parecido al que tendremos este año. Crecer más el próximo año implica un desafío, mucha tarea y empujar cosas adicionales. Pero aunque crezcamos en torno al 3,5% el próximo año, definitivamente todavía vamos a estar creciendo bajo el potencial.
Entonces, la pregunta que queda abierta es cuánto de este bajo crecimiento que tenemos hoy, cuánto de la caída en la inversión, cuánto de la falta de mejora en la productividad está impactando en el PIB potencial.
- ¿No es posible retomar las tasas de crecimiento que tenía el país previo a la
desaceleración? ¿Ya no están las condiciones para ello?
- Hoy tener un crecimiento potencial de 4% o más es mucho más desafiante que antes. En primer lugar, porque el ciclo minero -que es muy difícil que se repita hacia adelante- implicó al menos cuatro puntos más de tasa de inversión como porcentaje del Producto y eso inmediatamente afecta el stock de capital de la economía.
Entonces, el país deberá realizar esfuerzos mucho mayores en términos de concesiones y obras de infraestructura, lo que permitiría al menos compensar en parte la pérdida de inversión.
- Y a usted lo inquieta también el tema de la fuerza de trabajo...
- La estructura etaria de la población nos muestra que lo más probable es que tengamos una caída en la cantidad de personas en edad de trabajar hacia el futuro.
Y en materia de productividad, lo que se requiere definitivamente es tener una aceleración e implementación de inversión energética en el futuro. Eso es clave para que el país pueda tener más productividad.
Considerando eso, quizás ahí podríamos empezar a acercarnos a un PIB potencial cercano al 4%, pero hoy está por debajo de ese nivel.
- ¿El IPoM de junio es el momento para que el Banco Central vuelva a abordar el tema?¿Cree que cambiará mucho el escenario económico?
- Quizás reafirmará un sesgo a la baja en la estimación de crecimiento (entre 2,5% y 3,5%) y en términos de inflación no veo grandes razones para realizar cambios importantes.
Sin embargo, hay elementos suficientes para pensar en una discusión bastante profunda en términos de las brechas de capacidad. Tenemos un escenario de un crecimiento económico acumulado en doce meses en torno al 2%, una inflación sobre la meta y un mercado laboral donde los costos laborales no han cedido y la tasa de desempleo sigue estando baja.
Esos elementos son suficientes para abrir mucho más la discusión y hay sospechas para plantear un PIB potencial más bajo de lo que está contemplado.
Por tanto, no me extrañaría que en este IPoM existan señales de revisión y no se reafirme con tanta fuerza el PIB potencial de 4,5% que se consideró como supuesto el año pasado.

"Chile no tiene urgencia por cerrar rápidamente el déficit estructural"

En materia fiscal, Rodrigo Aravena cree que hay dos discusiones que se deben considerar. Primero, si efectivamente el gobierno va a mantener la meta de balance estructural a 2018; y segundo -y lo que le parece más prioritario-, la reducción gradual del déficit estructural a partir de 2016, compromiso que ratificó el ex ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en el informe de finanzas públicas de octubre del año pasado.

El economista explica que tal panorama fiscal estaba respaldado por un escenario donde el gobierno veía una recuperación gradual del PIB potencial hacia un 4,4%, un precio del cobre de largo plazo en US$ 3,07 y un crecimiento efectivo de la economía que comenzaría a converger desde 3,6% este año hasta 4,8% en 2018, elementos que daban el espacio para tener una política fiscal menos expansiva. "Pero el escenario ha cambiado", advierte Aravena.

Explica que la actividad hoy no tiene señales contundentes de una recuperación importante en el corto plazo y, además, la trayectoria de la inversión muestra que la contribución del capital al crecimiento potencial también puede ser un poco más bajo. "Hay bastantes razones para revisar el escenario que se presentó el año pasado y, en ese sentido, la convergencia del déficit a partir de 2016 podría ser discutible. Y converger a cero el 2018, me parece que esa meta, si bien sería positivo que Chile la pudiera lograr, perfectamente se podría revisar y reducir el balance estructural, pero quizás no a cero", detalla.

Añade que "Chile no tiene una urgencia por cerrar rápidamente el déficit estructural", ya que el país no tiene problemas de acceso a financiamiento y la deuda neta aún permanece en terreno negativo. "Me parece que hoy hay elementos suficientes para pensar en una convergencia algo más gradual de lo que se ha planteado", concluye.

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