La economía chilena sigue sumando cifras débiles: el primer trimestre creció sólo 2%
Mayor gasto de los hogares en bienes y servicios impulsó el consumo, mientras la formación bruta de capital se recuperó levemente. Ahorro nacional subió a 23,8% del PIB.
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Una economía débil. Eso pareciera haberse instalado en el país, tal como lo corroboraron los resultados del primer trimestre. De acuerdo a las cuentas nacionales publicadas ayer por el Banco Central, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2% en dicho período, comparado con igual lapso de 2015.
Dentro de lo pobre, lo alentador fue que la cifra se ubicó por encima del 1,8% esperado por el mercado; que significó un aumento de 1,3% en términos desestacionalizados, el mejor resultado desde el tercer trimestre de 2013; y que se compara favorablemente con el incremento de 1,3% que anotó el PIB en la última parte del 2015.
Lo malo, en el otro extremo, es que el 2% se trata del peor registro para un primer trimestre desde la contracción de 3,1% de 2009.
Como explicó el instituto emisor, el desempeño del Producto en enero-marzo fue impulsado por las exportaciones netas, que crecieron 2,4%; y en menor medida por la demanda interna, ya que subió apenas 0,5%. ¿La razón? Si bien el consumo total aumentó a 2,2% desde el 1,8% alcanzado en el trimestre previo, esto fue compensado por un caída en la inversión debido a una menor acumulación de existencias (-0,5%).
La formación bruta de capital fijo se recuperó de los descensos que observó en tres de los cuatro trimestres de 2015 y anotó un leve avance de 1,2%. Sin embargo, sus principales componentes no mostraron señales de un mayor dinamismo, ya que la construcción y otras obras apenas aumentó 1,5% -cifra menor a la de los trimestres previos-, mientras que la inversión en maquinaria y equipos mejoró apenas 0,8%.
En este cuadro, el ingreso nacional disponible aumentó 0,8%, el ahorro nacional alcanzó a 23,8% del PIB y la cuenta corriente registró un superávit de 0,9% en el período.
¿Una recuperación esquiva?
La lectura de las cifras por parte de los departamentos de estudio de distintas entidades financieras de la plaza se tradujo en cautela, prevaleciendo la idea de que la economía sigue “débil”.
Como expuso Itaú Chile, la actividad económica ganó dinamismo en el primer trimestre de 2016, “pero el crecimiento sigue bajo”, ante lo cual reafirmaron su proyección de 1,8% para el PIB de 2016.
Capital Economics agregó que las cifras demostraron que la preocupación ante una posible recesión fue prematura, “pero dudamos que el crecimiento se acelerará mucho más allá del 2%”.
En Nomura señalaron que la recuperación económica se ve “difícil de alcanzar” y, por lo mismo, redujeron su proyecciones de crecimiento para este y el próximo año, de 2,1% a 1,7% y 3% a 2,4%, respectivamente. La acción del banco de inversión se fundamentó en que los dos principales riesgos que ven para la actividad chilena siguen presentes con fuerza: la falta de recuperación de la confianza empresarial y los bajos precios del cobre.
Ante la sorpresa puntual de las últimas cifras, Banchile ajustó al alza sus proyecciones para el PIB del año -de 1,5% a 1,7%-, pero advirtió que eso “no sería suficiente para pensar en un escenario de reactivación hacia adelante”. De hecho, no descartaron datos menos positivos en los próximos períodos por la desaceleración de algunos componentes como la construcción.
Electricidad, gas y agua lideró
A nivel sectorial, Electricidad, Gas y Agua (EGA) exhibió el mayor crecimiento durante el primer trimestre, comparado con igual lapso de 2015, el que fue de 9,8%.
El dinamismo fue liderado por la participación del área eléctrica, mientras que la actividad del gas -si bien fue activa- tuvo una contribución menor; mientras el suministro de agua mostró un alza secundaria.
En protagonismo le siguió el rubro Agropecuario-silvícola, con una expansión de 4,5%, donde destacó la mayor producción de hortalizas y de cultivos anuales. También favoreció este resultado la fruticultura. En el otro extremo, la mayor caída la acusó el área de Restaurantes y Hoteles (-4,5%). A continuación se ubicaron pesca y minería, ambos con un descenso de 1,9%. El primero resintió la contracción de la acuicultura, en tanto el segundo fue impactado por la disminución de 1,6% de la minería del cobre y del resto de la minería, que cedió 4,8%.