El desánimo no da tregua al mundo económico. Durante mayo, el Índice de Confianza Empresarial (ICE) del Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo (UDD) volvió a dar cuenta del pesimismo al marcar -32,5 puntos en medio de los nocivos efectos de la propagación del Covid-19 en el país.
El indicador, que se realiza en conjunto con Diario Financiero, ya se había sumergido en un nivel de -35,1 puntos en abril, una cifra muy similar a la observada a partir de octubre del año pasado como consecuencia del estallido del conflicto social y también muy parecida a las que se verificaron con más persistencia en 2009, un período caracterizado por la crisis financiera internacional.
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Si bien los sectores productivos que considera el ICE exhibieron movimientos mixtos en el quinto mes del presente ejercicio, ninguno escapó a una visión negativa.
El rubro financiero volvió a ubicarse como el más pesimista al perder 20 puntos y anotar -75 puntos. Determinante en este ámbito, según el reporte del CEEN-UDD, fue el deterioro que experimentó la expectativa sobre la demanda nacional y la percepción de aumento de costos.
En el comercio, el ICE cayó nuevamente en mayo (-8 puntos), retrocediendo la confianza un nivel, desde leve a moderado pesimismo.
En este ámbito, si bien los resultados recientes fueron mejores a los previstos, su percepción sobre la demanda nacional actual, así como sobre la situación del negocio y de la economía en tres meses más, se tornó más desesperanzadora.
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Un repunte, pero...
Dentro de un contexto decepcionante, la agricultura vio atenuar el desánimo debido a que las perspectivas de la situación del negocio, del sector y de la economía pasaron desde muy negativas en abril a neutrales en mayo, lo que implica que no prevén grandes cambios en los próximos tres meses. Sin embargo, la visión de los resultados recientes y la inversión a tres meses es peor, mientras que respecto de la demanda nacional y mundial continuó nublada.
El ICE en la construcción y minería repuntó el mes pasado, pero sin lograr dejar atrás el estado “muy pesimista”. En el primero destacó un retroceso en la percepción sobre la demanda nacional y el precio de venta esperado en tres meses, contrarrestado por desempeños recientes menos negativos.
En el caso de la minería se percibió un deterioro en la demanda nacional, mundial y niveles de inventarios, también compensados por resultados recientes menos negativos.