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Edwards y las expectativas: “Hoy estamos paralizados, y todos somos responsables de esa parálisis”

Académico de la UCLA anticipa que la Presidenta “nos sorprenderá” el 21 de mayo en materia económica y evalúa con nota 4 la segunda administración Bachelet.

Por: Sebastián Valdenegro Toro | Publicado: Miércoles 18 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Sebastián Edwards visita Chile alrededor de cuatro veces por año. El resto de sus días los pasa en Los Ángeles, EEUU, donde ejerce la docencia en la prestigiosa Universidad de California (UCLA), casa de estudios a la que ha estado ligado desde 1981.

Sin embargo, este economista de la Universidad Católica no deja que la distancia física lo aleje del acontecer en nuestro país, más aún en un contexto marcado por la crispación, la discusión de las reformas y una actividad que no muestra señales de recuperarse.

Análisis que fue parte relevante de su presentación como orador principal ante los socios de KPMG ayer en el Hotel Ritz, en el marco de la segunda jornada de la Conferencia Iberoamericana “Oportunidades Regionales” organizada por la auditora.

- ¿Con qué sensación se queda de Chile en esta visita? En octubre hablaba de un ambiente corrosivo que se vivía en el país.

- Posiblemente el término “corrosivo” ya no sea el más aplicable, pero hay una suerte de compás de espera. Y en ese compás de espera los distintos actores, tanto políticos como empresarios, están un poco perplejos sin saber para dónde va el país. Es más bien esperando para qué lado salta la liebre, pero no salta todavía.

- ¿Cuál es su esperanza de que salte?

- Soy un optimista permanente. Todavía hay una posibilidad de encauzar esto en un camino correcto. Ahora, de la manera en cómo se han hecho las reformas y cómo se ha procedido, ha sido muy negativo. Objetivos loables e instrumentos cuestionables. Eso ha producido un problema.

- Pasar de “corrosivo” a “compás de espera” es un avance, de alguna manera.

- Otra manera de decirlo es que seguimos igual de mal. Para ponerlo de otra manera: desde octubre hasta acá, no hay nada que nos pueda hacer sonreír. No hay algo que nos produzca alegría desde octubre. ¿Estamos mejor? Mmmm…

- Pero uno ve al gobierno que ha hecho cosas estos meses. Estableció 2016 como el año de la productividad…

- Bueno, yo también podría decir que 2016 es el año en el que Chile va a ganar 200 medallas en las Olimpiadas. El hablar no tiene límites, uno puede decir lo que quiera, que será el año de la felicidad, de la alegría, el año en que la Católica fue campeón (sonríe).

- Más allá del discurso, se han hecho cosas. Se presentó un proyecto de ley con parte de las 22 medidas anunciadas para aumentar la productividad.

- La agenda de productividad, excepto por algunos aspectos como el Fondo de Infraestructura -que es muy positivo-, no tiene algo que uno diga “de esto me aferro para salir adelante”. No hay una perspectiva tecnológica del siglo XXI. Estamos atrapados en un discurso inefectivo, sin hacernos cargo de la realidad de lo que está sucediendo en el mundo. Y haciendo reformas en áreas clave sin tomar en cuenta para nada lo que está sucediendo en el desarrollo tecnológico de la humanidad.

- ¿Qué falta entonces?

- Lo que tiene que haber acá es una conversación nacional, civilizada, liderada por las autoridades, los líderes de opinión y los medios de comunicación, sobre qué podemos hacer en esta realidad del siglo XXI, donde la revolución tecnológica viene sin ninguna duda, donde el que no habla inglés no va a poder sobrevivir. ¡Este es un país donde cerca de la mitad del gabinete no habla inglés!

- ¿Esta conversación también debiera enfocarse en retomar el crecimiento?

- Claro, tener una visión de cómo queremos que sea nuestro país en 50 años más.

- Pero no está el ánimo en el país para generar esa discusión.

- Hoy día estamos paralizados, y todos somos responsables de esa parálisis. Es una conversación que no se da y tiene que darse. Somos un país farandulizado, hay una agresividad ante todo lo que se considera racional con una cobardía del anonimato rampante. Los líderes de opinión tienen que encauzar esa conversación.

Un gobierno cercano al 4

- ¿Cómo ha visto al nuevo gabinete en este primer año?

- La manera correcta de evaluar estas cosas es evaluarlo con respecto a qué hubiese sido si ellos no hubiesen estado. Por lo menos, lograron detener una tendencia creciente de desánimo. En ese sentido, el gabinete ha sido exitoso.

Ahora, ¿han revertido la situación en el sentido de que estamos en un nivel de optimismo y todos tirando para el mismo lado? No. Pero haber pedido eso habría sido un poco exagerado. El hecho de que se haya detenido el espiral descendente ya es un mérito.

- ¿Cómo ha visto el primer año de Rodrigo Valdés como ministro de Hacienda?

- La pregunta que hay que hacerse es cuánto hubiese crecido el país si acaso el ministro siguiera siendo Arenas. La respuesta es que el desempeño habría sido menos bueno.

Ahora, el ministro de Hacienda por sí mismo no puede determinar el crecimiento. Sí tiene un impacto a través de ayudar a crear el ambiente dentro del cual se manifiesten lo que Keynes llamó los espíritus animales. Valdés ha logrado por lo menos detener la estampida de los animales.

Le doy una buena nota a Rodrigo Valdés, es un buen ministro. Las críticas que ha recibido han sido infundadas.

- ¿Qué nota le pondría?

- Un 5,8 es una nota buena.

- ¿Qué le resta nota al ministro? ¿Lo que uno ve con la reforma laboral y constitucional?

- En parte.

- ¿Qué nota le pondría al gobierno?

- No es una administración descollante. En este momento, está en el 4.

- ¿Cuáles son sus expectativas para el 21 de mayo?

- Yo creo que la Presidenta podría sorprendernos.

- ¿Positivamente?

- Tampoco se trata de que uno cuente todo lo que sabe (risas).

- ¿Espera algún tipo de anuncio en materia económica?

- Nos puede sorprender con algunos anuncios específicos. No veo una nueva dirección en este discurso.

- Varios analistas dicen que Chile se quedará pegado en un crecimiento del 2% por varios años. ¿Coincide?

- Si se producen los cambios de los que hemos hablado, ordenar la situación y crear situaciones propicias para generar una visión compartida de cómo queremos ver el Chile del futuro, es posible que pasemos a una tasa superior.

Ahora, tampoco veo que vayamos a ser los supercampeones del crecimiento mundial. Hemos perdido mucho tiempo desde hace muchos años y el tiempo perdido es difícil de recuperar. Se ha perdido mucho en materia de productividad.

- ¿Cuáles son sus proyecciones para Chile este año?

- El crecimiento arañará el 2%, con una inflación que se va a ubicar en 3,2%, con un dólar que se moverá de manera horizontal, por arriba de $ 700 pero por debajo de $ 720.

 

Constitución: "Yo espero que en el país impere la racionalidad"

- ¿Cómo ha visto el proceso constituyente?


- Hay que buscar un proceso donde se manifieste la voluntad y la opinión de todos los ciudadanos, incluyendo a aquellos que por alguna razón -sea timidez, fobia o falta de tiempo- no pueden asistir a los cabildos. Una reforma de este tipo, que beneficia a quienes van a los cabildos, es un asambleísmo nefasto.


Me parece bien que la gente se junte a hablar de cualquier cosa, incluyendo la Constitución. Pero no puede ser ese el proceso a través del cual se canalicen las posiciones de la población. Los tímidos, los ocupados también tienen el mismo derecho a ser escuchados que el resto. Y eso tiene que manifestarlo a través de su voto por representantes que hablen por ellos.


- ¿Ha sido muy desordenado el proceso?


- No ha habido mucho proceso, unos pocos gallos que se juntan...Aquí todo se ha hecho a medias. Y no se ha pensado casi nada en contenidos. Entonces, no está el horno para bollos.


- El único punto que ha estado en el debate es el derecho de propiedad.


- El derecho de propiedad es muy importante, estoy seguro que cualquier Constitución que se apruebe tendrá una protección moderna del derecho de la propiedad. No me cabe duda eso.


Ahora, el que no me queda duda no significa que no haya que preocuparse de que así sea efectivamente.


- ¿Están viendo fantasmas los empresarios?


- Sí y no. Es importante qué tipo de Constitución tendrá Chile. Por otro lado, los empresarios no se pueden desentender del debate, los empresarios se han desentendido de demasiadas cosas, y al desentenderse les ha ido mal. Aquí necesitamos un empresariado que se preocupe más de todo, del país en el que vivimos. Yo espero que en el país impere la racionalidad y no resulte una Constitución bananera.


- Andrés Allamand tildó de miopes a los empresarios por validar el proceso constituyente.


- No comparto esa crítica. Andrés Allamand jugó un rol muy importante y valiente en Chile en más de una oportunidad, pero últimamente no ha estado muy acertado.


- ¿Qué le parece la decisión que tomó Hernán Büchi de radicarse en Suiza y dejar Chile?


- Creo que él va a echar de menos la Cordillera de los Andes.


- ¿Están tan mal las cosas en Chile como para decir que falta certeza jurídica e irse?


- No. Ahora, yo no soy el más indicado para juzgar eso porque nunca volví.


- Pero usted se fue por razones profesionales, no por la incerteza jurídica, me imagino...


- Claro. La única certeza en el futuro de Büchi es la nostalgia que tendrá por la Cordillera de los Andes.

"Es difícil que haya grandes cambios a la reforma laboral"

- ¿Cuánto podría deteriorarse el mercado laboral?


- Ya se produjo un alza no trivial en el desempleo, creo que la tendencia continuará en esa dirección. Para que se creen empleos, tiene que haber optimismo, las empresas tienen que estar expandiendo sus líneas de negocios, pensando en nuevos proyectos, con una perspectiva luminosa del futuro. Y nada de eso está sucediendo.


Además, con una reforma laboral muy mala, se hace difícil que se creen muchos empleos hacia adelante.
El mercado laboral va a decepcionar en los próximos meses en forma importante.


- ¿Qué tan realista es pedirle al gobierno que retire la reforma laboral en medio de las negativas cifras de empleo?


- Uno tiene que exigir que las autoridades hagan lo que es correcto y lo que es beneficioso para el país siempre. Y si no lo hacen, sacárselo en cara y hablar con la verdad.


Ahora, que vaya a haber grandes cambios en la reforma laboral, que se modernice hacia adelante, me parece difícil.


Es una reforma muy nostálgica, que mira hacia atrás en vez de mirar hacia adelante, que no considera ninguno de los avances que va a haber en materia tecnológica a futuro, que busca revertir una situación de menoscabo político a los sindicatos durante la dictadura. Ese objetivo se podría lograr de otra manera.
Ha sido un proceso muy largo, muy difícil y muy lamentable.


- ¿Cómo ha visto la estrategia del gobierno para sacar adelante la reforma tras el fallo del TC con un veto y una ley corta?


- La manera correcta de hacer esto -que no se va a hacer- es decir "muchachos, nos empantanamos en esta cuestión". Y cuando uno se empantana, hay que echar marcha atrás, tirar lo que no funciona al tarro de la basura y empezar de nuevo. Y si uno ha pasado por ese proceso, uno puede empezar de nuevo de manera más eficiente.


Yo creo que un sinceramiento de ese tipo sería la manera correcta de hacer esto. ¿El gobierno lo va a hacer? No.


- Eso sería brutal para las expectativas, que este tema se alargara aún más...


- Eso deberían hacer, pero no creo que lo hagan.

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