Migrantes tienen más educación pero pobreza supera la de los chilenos
Mayor pobreza multidimensional se explica, principalmente, por el escaso porcentaje de extranjeros que son propietarios de sus viviendas. Principales carencias son el trato igualitario y la habitabilidad de sus hogares.
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Chile no ha estado exento al fenómeno migratorio. Muestra de ello es que entre 2006 y 2017, el porcentaje de la población que declara haber nacido fuera de Chile pasó del 1% a 4,4%.
En su último informe, el instituto Libertad y Desarrollo (LyD) realiza una detallada radiografía de los migrantes, en base a la información de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) del 2017, la última disponible.
Las conclusiones del documento son mixtas, ya que por un lado constata que los extranjeros tienen un mayor nivel de educación, empleabilidad y participación en los tramos más altos de ingresos; pero por otro, da cuenta de una serie de carencias que sufren los hogares habitados por ciudadanos foráneos.
El estudio da cuenta de que la población migrante tiene en promedio 13,2 años de escolaridad, dos años promedio por sobre los nacidos en Chile. La participación laboral de los extranjeros, asimismo, asciende a 81,3%, 23 puntos porcentuales por sobre la de los chilenos, mientras que la tasa de ocupación es 22,4 unidades superior a la de los nacionales, situándose en 75,3%.
“No debiera llamar la atención que en promedio los ingresos de los inmigrantes sean superiores al promedio de los nacidos en el país, lo que se traduce además en una participación proporcionalmente mayor en los deciles de más altos ingresos. Así, por ejemplo, un 24,3% de los extranjeros se ubica dentro del 20% de mayores ingresos del país (contra un 15,7% de la población nacional) y sólo un 11,5% entre el 20% más pobre (versus 21,7% de los chilenos)”, enfatiza el reporte.
Inconsistencias
El reporte advierte de una “aparente inconsistencia” de las cifras anteriores al analizar el nivel de pobreza de los extranjeros respecto a los locales, ya que los primeros exhiben una tasa de pobreza por ingresos mayor: 10,8% versus el 8,5% entre los chilenos.
Asimismo, en la medición multidimensional -que considera factores como habitabilidad, entorno y acceso a servicios básicos- la medición arroja una pobreza de 24,6% para los foráneos y 20,5% para los locales.
El reporte fundamenta que se debe al factor vivienda, ya que para calcular la pobreza por ingresos se incorpora el alquiler imputado, que corresponde al valor de las viviendas de las familias que son propietarias. Así, entre más alto el valor del inmueble, mayor es la renta adicional que se le imputa. Si la familia es arrendataria, estos recursos no se le consideran dentro de sus ingresos.
El reporte revela que el 62,9% de los jefes de hogares nacidos en Chile declaran ser dueños de las viviendas que habitan, mientras que dicho porcentaje se ubica en solo 7,2% para los no nacidos en el país. “Estos últimos, en cambio, viven mayoritariamente en viviendas arrendadas (82,8%) y un porcentaje importante no tiene contrato de arrendamiento (27,4%)”, explica el reporte.
Asimismo, en la ponderación para medir la pobreza multidimensional, los hogares habitados por ciudadanos foráneos exhiben mayores niveles de carencia respecto a los chilenos en trato igualitario, apoyo y participación social, habitabilidad, y adscripción al sistema de salud (ver gráfico).
“Los datos de la Casen 2017 muestran el aumento explosivo de la inmigración en los últimos años, así como el potencial positivo que ésta representa, en la medida que quienes han llegado a Chile exhiben un mayor nivel de escolaridad y una intención de incorporarse al mercado laboral y aportar a la economía nacional”, concluye el reporte.