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La derecha a un paso de recuperar La Moneda de la mano de Piñera

El principal riesgo para el candidato de Chile Vamos es el exitismo

Por: Rocío Montes | Publicado: Jueves 26 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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La encuesta CEP conocida este miércoles, la última antes de las elecciones que se celebrarán en 24 días, solo trajo buenas noticias para el candidato Sebastián Piñera, que amplía su ventaja en todos los frentes. De controlar el exitismo y mantener a raya las expectativas, la derecha podría considerar, sobre la base de este sondeo, que tiene La Moneda al alcance de la mano.

El expresidente obtiene un 44,4% entre los votantes probables, 24,7 puntos por encima del senador Alejandro Guillier, que alcanza un 19,7%. En este mismo ítem, la periodista Beatriz Sánchez del Frente Amplio alcanza un 8,5% de las preferencias, lo que la desdibuja como una amenaza para el candidato oficialista y, ciertamente, hace inviable que sea ella la que pase a una posible segunda vuelta. Pero las cosas como son: Piñera más que dobla a su competidor más cercano, Guillier.

En la pregunta ¿quién le gustaría a usted que fuera la o el próximo presidente?, Piñera –aunque levemente– avanza: de 31,3% a 32,8%. Guillier baja, aunque poco también, de 14,5% a 13,8%. Sánchez sufre una caída más pronunciada: de 10,2% a 7%. De nuevo, la brecha es notoria: Piñera está 19 puntos por encima de Guillier y 25,8 sobre Sánchez.

Más buenas noticias para Chile Vamos: Piñera se instala en el primer lugar de los personajes políticos mejor valorados por la ciudadanía, desplazando a Guillier. En la encuesta anterior, ambos estaban empatados en evaluación positiva con un 40%, pero el expresidente aparecía en segundo lugar porque obtenía mayor rechazo que el senador. Pues bien, ahora Piñera lidera el listado con 40% y es Guillier quien pasa a un segundo lugar con un 38%.

Como en la pasada encuesta, el expresidente lidera en todos los atributos, incluido cuando se consulta “quien de los siguientes candidatos le parece más honesto y confiable”, una de las facetas que se le cuestionan a Piñera por parte de sus opositores y los polémicos cruces entre política y negocios. De acuerdo a la CEP, al menos triplica a su más cercano competidor, Guillier, cuando se consulta por el mejor preparado para enfrentar la delincuencia, el crecimiento económico, la salud, la educación, el empleo, las pensiones. Se le ve con mayor liderazgo y mejor preparado para ser presidente de Chile. Lo que en un gobierno será un problema -las altas expectativas-, de cara a las elecciones estos indicadores solo auguran un triunfo.

Pero lo realmente llamativo se expresa cuando se pregunta por una eventual segunda vuelta, altamente probable, aunque todavía no sea imposible que Piñera llegue a ganar el mismo 19 de noviembre si se produce una alta abstención en los sectores de centroizquierda.

Perder con candidato ajeno

Medido frente a Guillier en un posible balotaje, Piñera amplía la ventaja respecto del sondeo anterior. Hace dos meses, los separaban 8,4 puntos; ahora son 12,2. El expresidente obtendría 39,4%, mientras que el senador 27,2%.

Frente a Sánchez, la distancia también crece. Si en la encuesta anterior era de 11,7 puntos en una segunda vuelta, ahora llega a 16,4. Piñera sacaría 39,7% y la periodista 23,3%.

Son apenas los principales resultados de una encuesta que es indiscutiblemente favorable para la derecha, a menos de un mes de las elecciones, y que parece mostrar que los chilenos ya tomaron una decisión. A no ser que la abstención explote y desarme las proyecciones de los estudios de opinión, la tendencia a favor de Chile Vamos es nítida: independientemente de sus preferencias, seis de cada 10 chilenos cree que Piñera será el próximo Presidente.

Este escenario en un balotaje complica todavía más los esfuerzos de algunos para que el centro y la izquierda lleguen a acuerdos, ya sea antes de la primera vuelta o después. A juzgar por la CEP, ni Guillier ni Sánchez ni menos Goic le ganarían al expresidente, por lo que se reducen considerablemente los incentivos para que las llamadas fuerzas progresistas unan energías para evitar un triunfo de Piñera.

Además de un ejercicio de supuesta responsabilidad histórica, ¿qué ganaría el Frente Amplio, la DC y hasta el laguismo y lo que queda de socialdemocracia en llegar a un acuerdo reactivo en contra de la derecha?¿Para qué buscar la unidad a cualquier precio?¿Para terminar perdiendo con un candidato ajeno –porque perdería–, en vez de apostar a llevar adelante sus propios procesos internos y a configurar, por ejemplo, su identidad?

El Frente Amplio puede haberse desinflado en la presidencial, pero sigue teniendo a tres de sus dirigentes –Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Beatriz Sánchez–, entre los cinco personajes mejor valorados de acuerdo a la encuesta. Con la apuesta de fondo de convertirse en el futuro mediato en el reemplazante de la Nueva Mayoría o en el principal referente del izquierda en Chile, cualquier acuerdo con el oficialismo los desdibujaría.

La DC tiene poco y nada –con su candidata con 3,9% en voto probable y doblada por Piñera en un balotaje–, pero posiblemente esa nada sea mejor que el travestismo que los tiene al borde de la desaparición.

A estas alturas del partido resultaría demasiado grueso el ejercicio de sumar las adhesiones de todos los candidatos que no son de derecha para simular el peso del centro y la izquierda frente a Piñera. Pero aún así no alcanza. Sumando los respaldos de Guillier, Sánchez, ME-O, Goic, Navarro y Artés, en votante probable alcanzan 37,3% cuando Piñera está en el 44,4%.

¿Es realmente Chile un país de centroizquierda?

A juzgar por los resultados de José Antonio Kast –que no explota como pensaban sus partidarios–, Piñera debería considerar cumplido el objetivo de mantener a la derecha unida en torno a su figura. El desafío –como lo demuestra su estrategia de hacerle guiños al expresidente Patricio Aylwin en su franja televisiva–, pasaría en las últimas semanas de campaña por conquistar parte del centro huérfano que no es capitalizado por la débil candidatura de Goic.

Lo mismo para Guillier: considerando que la candidata del Frente Amplio no ha dado el sorpasso ni parece tener la fuerza para darlo –por lo que deja de ser un peligro inminente–, esa postulación debería comprender lo que se ha resistido a entender desde sus inicios: que si por alguna parte pasa su mejora –aunque improbable a la fecha– es por la promesa de cambio con estabilidad para conquistar a la masa no despreciable que aún no define sus preferencias electorales.

Los números son inmejorables para Piñera y, a estas alturas de la campaña, tendrían resultados marginales determinados esfuerzos por hacer cambiar el escenario. Desde la estrategia de demonizar a la derecha y a su candidato hasta la campaña de La Moneda por incentivar la participación electoral, cuando la abstención presumiblemente sería mayor entre los sectores de centroizquierda que a causa del derrotismo preferirían quedarse en sus casas antes de ir a los locales de votación. Para todo eso es demasiado tarde y se comienzan a afilar los cuchillos para la noche larga de lo que queda de Nueva Mayoría.

El candidato Guillier sigue repitiendo que Chile es un país mayoritariamente de centroizquierda, no de derecha. Parece olvidarse del resultado del plebiscito de 1988 luego de 17 años de régimen y de lo ajustado de elecciones como la de Lavín y Lagos en 2000. Con un electorado volátil que se puede identificar con un cierto tipo de propuesta y en la siguiente elección por una diferente, lentamente se empieza a poner en duda la premisa que dice seguir creyendo el senador por Antofagasta.

De acuerdo a la CEP, al menos, efectivamente los chilenos se sienten mayormente identificados por el centro. Pero mientras baja en cuatro puntos el vínculo con la izquierda (de 20% a 16%), crece la porción de quienes se consideran de derecha (16% a 20%), como un preludio de un posible éxito presidencial. ¿Se está acaso Chile convirtiendo en un país de derecha o centroderecha? O lo que no es exactamente lo mismo: ¿Es la derecha o la centroderecha la única fuerza que hoy tiene una propuesta coherente que ofrecerle al país con un oficialismo debilitado en todos sus frentes?

Quedan apenas 24 días para saberlo.

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