El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha dado esta semana un paso que ninguno de sus predecesores había caminado en más de 15 años para controlar la deuda pública de la tercera economía del planeta, que asciende a unos
US$ 10,2 billones, más del doble del tamaño del PIB nipón y la más elevada del mundo industrializado. En un anuncio en un estilo que no se había visto desde 1997, Abe -aprovechando la elevada popularidad que ha alcanzado con una serie de políticas para estimular la economía-, indicó el martes que el gobierno subirá el IVA desde el 5% actual al 8% a partir de abril próximo.
Se espera que la medida impositiva recaude unos US$ 81.420 millones anualmente y, para no afectar la naciente recuperación de la economía japonesa, Abe también anunciará un cuantioso plan de estímulo. Abe ha revelado así otra iniciativa para intentar recuperar el sitial de la economía japonesa en el plano global. Sin embargo, la reacción de los mercados nipones a la última medida, pese a lo histórica, fue decepcionante: en la jornada que siguió al anuncio, el índice Nikkei de Tokio registró su peor caída en seis semanas, en medio de las preocupaciones por la salud fiscal en Estados Unidos.
Se espera que la medida impositiva recaude unos US$ 81.420 millones anualmente y, para no afectar la naciente recuperación de la economía japonesa, Abe también anunciará un cuantioso plan de estímulo. Abe ha revelado así otra iniciativa para intentar recuperar el sitial de la economía japonesa en el plano global. Sin embargo, la reacción de los mercados nipones a la última medida, pese a lo histórica, fue decepcionante: en la jornada que siguió al anuncio, el índice Nikkei de Tokio registró su peor caída en seis semanas, en medio de las preocupaciones por la salud fiscal en Estados Unidos.