Los estadounidenses han acudido a las urnas esta semana en elecciones parlamentarias de mitad de período y han entregado un demoledor voto de castigo al Partido Demócrata, ya que los opositores republicanos arrasaron en los comicios, ampliando su mayoría en la Cámara de Representantes -que ya controlaban desde 2010- y han recuperado el control del Senado, que habían perdido en 2006, lo que anticipa puede complicar los dos últimos años de la presidencia del mandatario Barack Obama.
Según observadores, a la luz de los resultados la parálisis de la agenda demócrata se repetirá en la parte final de gobierno del líder de la Casa Blanca, que podrá ser incluso más difícil que las anteriores, pues el control de los republicanos es mayor.
Los analistas han hecho notar que Obama sí mantendrá el poder de veto sobre decisiones republicanas en el Congreso, aunque coinciden en que usarlo podría ser devastador de cara a la opinión pública, ya que los republicanos aprobarían leyes populares entre la clase media. Para los opositores, en tanto, se plantea el reto de presentar a la ciudadanía una agenda positiva -que incluya alcanzar acuerdos con los demócratas- si quieren imponerse en los comicios presidenciales de 2016.