A nivel de autoridades y del sector privado se ha destacado que el incremento que ha tenido el tipo de cambio en las últimas semanas ha creado condiciones extraordinariamente favorables para el sector exportador, en especial para el rubro agrícola.
De acuerdo con las estimaciones sectoriales, a estos niveles de la divisa las exportaciones agrícolas se encaminarían a registrar en 2015 niveles récord, multiplicando de paso la contribución que esta actividad realiza al crecimiento del PIB.
Si bien se trata de un escenario cuya lectura es evidentemente favorable, el buen momento actual no debe ser desaprovechado y, más bien, debe ser visto como una oportunidad para abordar los desafíos que tiene el sector.
Por años el país ha ido contruyéndose espacios en la oferta agroalimentaria mundial con miras a jugar un papel de primer orden a nivel internacional. Hoy Chile se cuenta entre los 20 principales exportadores mundiales de alimentos y puede seguir consolidando posiciones.
Ello supone un trabajo mancomunado público y privado, de modo de extender y ampliar los mercados de destino, incrementar la cantidad y la calidad de la oferta de productos y avanzar en una mayor profesionalización y sofisticación de nuestros productores.
El sector agrícola puede y debe reducir su exposición a la volatilidad (climática, cambiaria) y adentrarse en la senda de las certezas, en donde el fortalecimiento de la innovación agraria, la búsqueda de eficiencias en la producción y uso de insumos clave, un manejo profesional de los riesgos financieros y la incorporación de tecnología de punta juegan un papel sustantivo.