Una favorable situación se aspecta para el mercado laboral chileno durante el presente año. De hecho, las proyecciones de consenso entre economistas apuntan a que la tasa de desocupación incluso podría descender a 6% este 2013, lo que para algunos es sinónimo de un escenario de pleno empleo en el país.
No obstante, a nivel de expertos este mismo cuadro requiere abordar algunos aspectos: primero, identificar la cantidad de puestos de trabajo absoluta que se ha generado en los últimos años, dado que las mediciones que existen -léase Instituto Nacional de Estadísticas, Universidad de Chile y Casen- arrojan cifras que difieren. Lo segundo, quizás más relevante aún para lo que representa para la sociedad el tema de la ocupación, es tratar de prescindir de los trabajos que se definen como de carácter de emergencia y que dependen del fisco.
Una tasa de desempleo que incluye o excluye dicha figura tiene connotaciones diferentes, considerando -por lo demás- que probablemente las remuneraciones implícitas son de menor cuantía que en otros ámbitos de la economía nacional. Y, en este sentido, hay que promover los incentivos adecuados para que sea el sector privado el que absorba la mano de obra disponible.