Editorial

Nueva baja en la competitividad país

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Si bien en algunos círculos se pretendió restar gravedad a la nueva baja en el ránking global de competitividad que registró nuestro país dentro de la medición que anualmente realiza el Foro Económico Mundial (alegando que "sólo" fueron dos puestos y que Chile sigue siendo líder regional), lo cierto es que esa mirada resulta complaciente al perder de vista que en poco más de una década la caída es significativa, al pasar el país desde la posición 20 a la 35.

Ese antecedente y el que el registro 2015 es el peor históricamente hablando, ameritan asignarle una mayor importancia al asunto, dado que varios de los factores que lastran la percepción de competitividad país no están siendo abordados o, incluso, pueden estar siendo tratados en la dirección opuesta a lo que se necesitaría, como podría ser por ejemplo el caso de la regulación laboral, a saber, el área peor evaluada en las conclusiones del reporte, por su alta rigidez.

Capacitación, burocracia estatal, bajos niveles de innovación y complejidad en las regulaciones tributarias, ámbito este último en el que la reforma tributaria aún no se hace sentir en el día a día de las empresas, son los otros factores problemáticos y que por omisión o acción podrían estar hipotecando el resultado del país en este ránking el próximo año.

El saldo deficitario que ostenta Chile en promoción de mejores niveles de productividad y competitividad trasciende en su origen el signo político de quienes han gobernado en los últimos años, al igual que el comenzar a solucionar este problema. En efecto, avances en esta dirección deben ser un esfuerzo de unidad y que se proyecten a largo plazo.

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