Cinco países de la región concentran la inversión chilena directa, lo que involucra recursos por más de
US$ 55 mil millones, representativos del 60% de los capitales locales que se invierten más allá de nuestras fronteras. Argentina, Brasil, Perú, Colombia y Uruguay se han transformado en los protagonistas, los que pese a su alto atractivo aún tienen bastantes tareas por delante.
Los principales riesgos para la inversión chilena en estos países -pese a que los analistas prefieren hablar de desafíos para algunos de ellos- están dados por la burocracia, alta inflación, falta de desarrollo de la institucionalidad, escasez de infraestructura e inseguridad jurídica, entre otros.
No obstante lo anterior, el potencial de crecimiento que presentan muchos de esos mercados en varias áreas sería infinitamente mayor que los riesgos -o desafíos- que deben enfrentar las empresas. Un ejemplo de ello puede ser lo que ocurre en Argentina, que pese al riesgo de default que existe, la alta inflación con la que se debe lidiar y los importantes problemas fiscales para financiarse, continúa siendo uno de los principales destinos de las inversiones chilenas en el exterior, no obstante la tendencia decreciente de los últimos años.