De un tiempo a esta parte los mercados financieros internacionales y en especial las bolsas han comenzado a comportarse de manera más estable y con una tendencia progresiva al alza. Se trata de un proceso que tiene a un gran número de las plazas bursátiles con saldos positivos en el año, al punto que varios mercados europeos se aprestan a terminar el convulsionado año 2012 con rendimientos de dos dígitos (y en el caso del DAX alemán hasta en más del 30%). Es más, plazas que por largos meses estuvieron severamente castigadas, como la de Madrid, han revertido parte sustantiva de las pérdidas y, si se mantiene la racha, podrían terminar el año en neutro. Y EEUU y las bolsas asiáticas no son excepciones.
Se trata, en un horizonte más amplio que el de doce meses, de la recuperación de caídas abruptas que se fueron dando a lo largo de los ya varios años de inestabilidad que ha vivido el mundo. Como sea, crece la evidencia que apunta hacia un ánimo más estable entre los inversionistas, como lo revela, por lo demás, el registro del índice VIX que mide la volatilidad implícita en las opciones del S&P 500 estadounidense. Dicho indicador, el llamado “índice del miedo”, ya retornó este año a niveles similares a los vistos antes de la crisis desatada en 2008. Y no sólo eso, ya que a lo largo de 2012 sus máximas variaciones han estado ostensiblemente por debajo de las vistas el año previo.
Todo indica que el año que se apresta a partir será en la mayor parte del mundo desarrollado uno de bajo crecimiento y hasta recesión. No obstante aquello, que además disponen de abundante liquidez, parecen dispuestos a volver a tomar riesgos.