Las autoridades mundiales de salud han levantado la voz de alarma por el explosivo avance del virus zika, especialmente en América, proyectando que podría haber hasta 4 millones de personas infectadas en la región.
Su acelerada expansión se ha convertido en uno más de los escenarios de riesgo que amenaza a una ya frágil economía mundial, con las aerolíneas advirtiendo sobre la cancelación de pasajes y el impacto en sus resultados, y los hoteles pronosticando una caída en las reservas.
Uno de los países más golpeados ha sido Brasil, que ya está atravezando por su mayor recesión desde la década de los ‘30.
Después de la traumática experiencia de la Copa Mundial de fútbol de 2014, el virus podría ahora arruinar los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Río de Janeiro en agosto. Los ingresos hoteleros en Brasil vienen en un largo declive, pero en diciembre se hundieron 37% en términos de dólares debido a la fuerte devaluación del real.
Pero la crisis sanitaria podría dar un nuevo golpe al gobierno de Dilma Rousseff, luego de que el propio ministro de Salud admitiera errores en el manejo del caso, en momentos en que la falta de gobernabilidad ya está profundizando la crisis económica.