Un nuevo capítulo, que probablemente no será el último ni el definitivo, tuvo esta semana el debate sobre si en Chile existe o no una cierta burbuja en el sector inmobiliario nacional. El énfasis otra vez lo puso el Banco Central.
En el contexto de la presentación de una nueva versión del Informe de Política Monetaria (IPOM), la entidad volvió a referirse a los riesgos que se presentan dadas las alzas observadas en los precios de los bienes raíces -que no necesariamente persistirá n a futuro, se advirtió- y cierta flexibilización de parte en la banca en el financiamiento hipotecario.
Las reacciones no se hicieron esperar. Declaraciones para respaldar o desestimar la posición del instituto emisor se sumaron con el correr de los días, alimentando un debate que evidentemente resulta de interés nacional, no sólo por los alcances que puede tener para todo ciudadano sino que también porque involucra una rama de la economía bien clave por las dimensiones de empleo y de financiamiento.
En este sentido, resulta oportuno y constructivo que la preocupación del Banco Central haya ido más allá de aspectos netamente macroeconómicos o, en particular, de la inflación. Con un carácter autónomo y un personal que se entiende como altamente calificado, el análisis que pueda realizar la autoridad monetaria siempre será un aporte a una mejor conducción de los agentes económicos y, por ende, a la solidez y estabilidad el país.
Por lo mismo, quizás sea el momento de repasar otros temas, como por ejemplo el relativo a la situación del sector exportador, sobre el que se han prendido ciertas luces amarillas dado el bajo nivel del dólar y el alza en ciertos costos de producción.