La semana pasada, las autoridades de EEUU informaron que el déficit comercial del país, la mayor potencia exportadora del mundo, cayó 22% en el segundo trimestre. Esto no sólo fue una buena señal sobre la recuperación de la economía. También significará que el moderado crecimiento del PIB de 1,7% en el segundo trimestre podría ser corregido al alza, en hasta un punto porcentual.
Mientras tanto, la creación de empleos en los operadores del retail sugiere que las empresas del sector finalmente están anticipando una recuperación del consumo, la última pieza faltante para que el motor de la economía comience a marchar a un ritmo más regular.
Pero falta un último obstáculo para despejar el panorama: la amenaza fiscal que hace dos años ya hizo que el país perdiera su calificación de crédito AAA. En las próximas semanas el congreso y la Casa Blanca volverán a enfrentarse cuando discutan el denominado “secuestro”, un plan de recorte de gasto por US$ 85 mil millones, y los expertos dudan de que se pueda alcanzar un acuerdo.
Los políticos en Washington tienen en sus manos la posibilidad de EEUU retome el liderazgo de la economía mundial, pero para ello deberán superar sus diferencias.