Medio centenar de jefes de Estado y unos 1.500 líderes empresariales ya están participando en la localidad suiza de Davos en la reunión anual del Foro Económico Mundial que, en esta ocasión, tiene como tono el cómo restaurar la confianza en la economía, cuando algunas señales apuntan a que podría estar insinuándose un punto de inflexión, luego que la zona euro ha logrado permanecer intacta y Estados Unidos ha evitado, muy a último minuto, el temido “abismo fiscal”.
El desafío para quienes toman las decisiones políticas y económicas no es menor, puesto que si bien en las últimas jornadas los mercados financieros han mostrado su optimismo sobre las perspectivas para este año -tras un 2012 especialmente sombrío en su primera parte-, un sondeo del propio Foro realizado este mes mostró que los líderes empresariales temen que los políticos estén fallando a la hora de enfrentar los problemas fundamentales que tienen agobiadas a sus economías, junto con otras amenazas como la desigualdad y las preocupaciones sobre el clima extremo, que coincidentemente provocó en estos días la cancelación de muchos vuelos en el continente debido a un frente de intensas nevadas.
Queda un largo camino por recorrer -entre otros temas Estados Unidos aún tiene una lucha presupuestaria pendiente-, pero es crucial que de Davos salga un mensaje que transmita decisión y certidumbre en el futuro tanto de parte de los líderes políticos como empresariales, que ayude a reanimar a los agentes económicos y afirmar las perspectivas hacia adelante, junto con devolver confianza en una conducción de los dirigentes mundiales que ha sido golpeada por la crisis.