Un enérgico llamado a cuidar la economía desde la política realizó en entrevista con este medio el ministro de Hacienda Alberto Arenas. El secretario de Estado dijo ver con preocupación a ciertos actores de la actualidad compitiendo por encabezar titulares en pos de obtener un mezquino provecho político.
El ministro Arenas tiene razón y su reflexión aplica transversalmente tanto a quienes militan en la oposición como a no pocos exponentes de los partidos de la propia coalición de gobierno.
El lenguaje y las declaraciones han sido a lo largo de todo el año verdaderos protagonistas del proceso político y sus alcances sobre el estado de ánimo de los agentes económicos no han sido menores. Desde la emblemática retroexcavadora, y pasando por la asociación de las empresas de alimentos con "pedófilos del siglo XXI", hasta quienes asimilan el momento político actual con uno de virtual quiebre de la convivencia, el lenguaje y las imágenes están pasando la cuenta. Una cuenta que mella confianzas y que podría estar afectando la toma de decisiones de los agentes privados.
Es responsabilidad de todos los sectores cuidar las palabras, por cierto, pero también lo es dar señales concretas que permitan construir puntos de encuentro. El debate de los temas que hoy conforman la agenda política requiere el concurso de todos y que los perfeccionamientos se realicen con los mayores niveles de acuerdo posible. Como ha dicho el presidente del Banco Central, lo peor para el país sería que reformas de gran envergadura se aprueben por márgenes estrechos o, lo que sería igualmente nocivo, con acuerdos frágiles y a regañadientes que a la larga no resulten perdurables.