El gobierno ha enviado a trámite el proyecto de ley de Presupuesto para el año 2014, iniciativa de trascendental importancia económica y cuyo diseño supone uno de los ejercicios más elaborados de prospección macro. Las definiciones y supuestos contenidos en este proyecto tienen consecuencias no sólo por la cuantía de los recursos que se aplican año a año, sino que también por los usos específicos que se les dará, los que si bien en una importante fracción están comprometidos por otras leyes y obligaciones, tienen un margen movimiento que puede hacer diferencia en la forma y plazos en que el país avanza al desarrollo.
Este año el ambiente electoral promete tornar intensa la discusión de la iniciativa, cuestión que ya se anticipa a la luz de las primeras declaraciones respecto de cuestiones como la expansión del gasto, fondos de libre disposición y correlación del gasto fiscal con el ciclo económico. Se trata de un debate que promete escalar en los próximos 60 días de tramitación legislativa hacia aspectos como los énfasis dados a las distintas áreas más relevantes dentro del erario, como son educación, salud y trabajo.
Como sea, y dado que a contar del año 2009 el gasto fiscal pasó a tener una mayor importancia relativa respecto del PIB, la que desde entonces no ha bajado y políticamente parece difícil que baje, también se anticipa que la discusión derivará a cuestiones como las formas de financiar ese mayor gasto relativo. Un tema que si bien es relevante, debiera suponer en forma previa plantearse si esos niveles son los adecuados a largo plazo, en especial a la luz de la eficiencia que está teniendo ese mayor gasto.