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Alto contrasteLa empresa Agrosuper informó ayer del cierre indefinido de su complejo agroindustrial en el Valle del Huasco, específicamente en la localidad de Freirina, decisión que se adoptó en medio de un tenso clima de agitación social. De acuerdo con la compañía, la determinación se tomó teniendo a la vista que “la reciente Resolución de Calificación Ambiental restringe sustancialmente la operación, dejando una limitada viabilidad económica, y agregando incertidumbre a su desarrollo. Esto, sumado a los últimos acontecimientos, los cuales lamentamos”.
La empresa ha dicho, además, que la decisión se adopta pese a haber realizado todos los esfuerzos técnicos y humanos para superar los inconvenientes y daños provocados, los que, a su juicio, permiten que hoy las instalaciones cumplan con todos los estándares para seguir operando, incluso en línea con las recomendaciones emanadas del proceso de auditoría internacional que se efectuó.
En paralelo, y a modo de contexto, habría que recordar que en las últimas jornadas se ha registrado una intensa actividad política, con autoridades locales reprochando a las autoridades centrales el permitir la operación de la planta, ministros buscando fórmulas de salida y negociación y dirigentes políticos y parlamentarios clamando por el cierre de las faenas.
Se trata de un cuadro político y social complejo y de imprevisibles alcances, que es de esperar no amague futuros planes de inversión. Una encrucijada que pone un reto significativo a los distintos poderes del Estado, los que deben enviar las señales correctas en el sentido de que la legalidad y el estado de derecho finalmente imperarán.
