El Banco Central Europeo ha presentado una nueva batería de medidas de estímulo, considerada la más ambiciosa hasta la fecha, que contempla tanto mayores reducciones en los tipos de interés como un ampliación del programa de alivio cuantitativo de compra de deuda pública (QE), acciones que fueron aplaudidas aunque habrá que ver si logran reanimar la actividad.
En efecto, en momentos de fragilidad en la recuperación de la actividad en la eurozona y débiles precios al consumidor, el BCE dio a conocer un recorte en la tasa de interés de referencia de 0,05% a 0%; disminuyó en diez puntos base el interés aplicado a las facilidades de depósito (lo que cobra a los bancos comerciales por dejar el dinero en sus bóvedas), a -0,30%; y redujo su tipo marginal -el que cobra por los préstamos a un día- a 0,25%, desde 0,30%. Además, desde abril el BCE ampliará el monto de las compras de deuda mensuales en 20.000 millones de euros, el rango máximo, hasta 80.000 millones, superando los 70.000 millones que esperaba el mercado, entre otros anuncios que aunque fueron bien recibidos por las bolsas en un primer momento, también hay temores de que el BCE esté quedando sin margen de maniobra para revivir a la economía.