Hace cinco años, el 3 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud confirmaba el primer caso de Covid-19 en Chile, el denominado paciente cero. Y, aunque en el país se activaron todos los protocolos de emergencia y medidas para enfrentar la propagación del virus, en ningún caso dimensionamos que en las siguientes semanas, meses y años el coronavirus cambiaría para siempre nuestras vidas, además de impactar la economía al punto que hasta hoy se arrastran dolorosas consecuencias.
Con la perspectiva que da el tiempo, es importante revisar cuáles fueron las lecciones aprendidas y los desafíos que se plantean para abordar una crisis de esta magnitud en el futuro. Justamente la exsubsecretaria de Salud Pública y actual directora ejecutiva del Centro de Políticas Públicas e Innovación de la UDD, Paula Daza, comentó en nuestras páginas de este lunes lo clave que es contar con un liderazgo con determinación, sentido de urgencia y capacidad de gestionar una situación de crisis y, sobre todo, reaccionar con una política de Estado, donde no se reste nadie.
Solo así se pudieron salvar vidas. Teniendo al sector público, privado, academia y sociedad civil trabajando de la mano. Lo anterior se tradujo en un proceso de inmunización temprana, evitando más muertes y poniendo poco a poco en marcha nuestras vidas y economía. Por ello preocupan algunas decisiones (y también inacciones) que se han adoptado en el contexto global y local para abordar una futura emergencia de estas características.
En el frente interno, la doctora Daza alerta que nos hemos quedado atrás en el fortalecimiento del sistema de vigilancia epidemiológica, así como tampoco se ha avanzado con determinación en atender las listas de espera, las que se han visto agudizadas tras la pandemia. Un aspecto que se advirtió en 2020, cuando se presentó en el Congreso la ley de seguro catastrófico que finalmente no llegó a puerto, donde se proyectaba un aumento importante de la demanda por otras patologías no Covid.
Los datos son alarmantes. En 2022 alrededor de 44 mil personas fallecieron en una lista de espera, mientras en 2023 fueron cerca de 20 mil y el año pasado se estimaba que podrían llegar a 40 mil (habían 36 mil a septiembre). Cifras que superan largamente las muertes por Covid-19 en el país, que se estiman en alrededor de 60 mil, según registros oficiales.
En el frente externo, las cosas no pintan mejor. Con Estados Unidos anunciando su retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se termina la principal fuente de financiamiento de esta institución de referencia global, lo que supone un duro golpe para su capacidad de coordinar los programas y la política sanitaria internacional. Mientras otros países, como Argentina, también siguieron sus pasos.
Recordar esta efeméride es volver a poner sobre la mesa discusiones y decisiones que no se pueden postergar. Lo que está en juego son vidas y es un imperativo que las autoridades enfrenten estos temas con la misma urgencia y fuerza como se hizo durante pandemia.