Opinión
Desempleo en 2010
- T+
- T-
En concordancia con la recuperación económica post crisis internacional, el mercado laboral chileno cerró el ejercicio 2010 con un positivo balance. De acuerdo a la información publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en dicho período la tasa de desocupación tendió a disminuir desde niveles superiores a 8% a una que bordeó el 7% y, en ese mismo lapso, el total de empleos creados llegó a los 428 mil.
En este último caso, lo llamativo no sólo residió en el monto absoluto, que resulta definitivamente alto e imprevisto para los estándares locales; sino porque también se trata de más del doble de la meta anual comprometida por el gobierno.
A las cifras anteriores, se sumaron otros hechos alentadores, como fue el aumento que mostró el número de trabajadores asalariados, lo que se asocia a una situación laboral de más estabilidad; y el incremento en la participación -a 46,6%- que lograron las mujeres en la fuerza de trabajo a lo largo de los últimos doce meses, un tema visto como crucial por los analistas en el entendido del interés del país por mejorar su estado de desarrollo. Y las cuentas más favorables se extendieron al territorio nacional. De hecho, en la mayoría de las regiones se observaron bajas en los niveles de desempleo, incluida la recuperación de ocupaciones en las regiones más afectadas por el terremoto.
Así y todo, este recuento de positivos resultados vuelve a poner en la mesa los temas pendientes en el ámbito del mercado laboral chileno. Y, en esta medida, plantea la importancia de avanzar en la configuración de una agenda que no los pierda de vista.
Sólo como punto de partida, valga mencionar que pese a la mejoría de la tasa de participación femenina -que resulta del todo bienvenida- aún estamos lejos de los niveles observados en naciones desarrolladas (60% y más). Este punto no es menor si se considera que el desempleo entre las mujeres en el país supera todavía el 8%, en circunstancias que la de los hombres está en 6,2%.
Pero no es lo único. Quizás más complejo o desafiante todavía son las altas tasas de desocupación que persiste entre los jóvenes (15 y 24 años), las cuales continuaron sobre los dos dígitos al término del año pasado. En este contexto, las sugerencias de los expertos apuntan a la importancia de apostar por incentivos a la capacitación y generar un ambiente de mayor flexibilidad laboral. Todo en un marco, por lo demás, donde el actual gobierno ya adscribió a la meta específica de llegar a crear unos 200 mil puestos de trabajo al año.
En este último caso, lo llamativo no sólo residió en el monto absoluto, que resulta definitivamente alto e imprevisto para los estándares locales; sino porque también se trata de más del doble de la meta anual comprometida por el gobierno.
A las cifras anteriores, se sumaron otros hechos alentadores, como fue el aumento que mostró el número de trabajadores asalariados, lo que se asocia a una situación laboral de más estabilidad; y el incremento en la participación -a 46,6%- que lograron las mujeres en la fuerza de trabajo a lo largo de los últimos doce meses, un tema visto como crucial por los analistas en el entendido del interés del país por mejorar su estado de desarrollo. Y las cuentas más favorables se extendieron al territorio nacional. De hecho, en la mayoría de las regiones se observaron bajas en los niveles de desempleo, incluida la recuperación de ocupaciones en las regiones más afectadas por el terremoto.
Así y todo, este recuento de positivos resultados vuelve a poner en la mesa los temas pendientes en el ámbito del mercado laboral chileno. Y, en esta medida, plantea la importancia de avanzar en la configuración de una agenda que no los pierda de vista.
Sólo como punto de partida, valga mencionar que pese a la mejoría de la tasa de participación femenina -que resulta del todo bienvenida- aún estamos lejos de los niveles observados en naciones desarrolladas (60% y más). Este punto no es menor si se considera que el desempleo entre las mujeres en el país supera todavía el 8%, en circunstancias que la de los hombres está en 6,2%.
Pero no es lo único. Quizás más complejo o desafiante todavía son las altas tasas de desocupación que persiste entre los jóvenes (15 y 24 años), las cuales continuaron sobre los dos dígitos al término del año pasado. En este contexto, las sugerencias de los expertos apuntan a la importancia de apostar por incentivos a la capacitación y generar un ambiente de mayor flexibilidad laboral. Todo en un marco, por lo demás, donde el actual gobierno ya adscribió a la meta específica de llegar a crear unos 200 mil puestos de trabajo al año.