En mayo falleció Modesto Collados Núñez. El país vio partir a quien concibiera y diera vida al Ministerio de la Vivienda y Urbanismo de Chile.
Recién egresado de ingeniería civil de la Universidad de Chile a comienzos de los años ´40, este joven profesional inició su carrera en la administración pública, en lo que sería el ancestro de dicha cartera. Viajó ya en plena Segunda Guerra Mundial a EEUU a conocer de primera mano las políticas públicas y el desarrollo de la vivienda social. Tuvo, posteriormente, su paso por el sector privado, donde cultivó valiosas relaciones con la Cámara Chilena de la Construcción, entidad de la cual sería dos veces su presidente nacional.
Esa trayectoria, su independencia y capacidad técnica son las que consideró el presidente Eduardo Frei Montalva para encomendarle la tarea de concebir y crear el Ministerio de la Vivienda, trabajo que concretó en 1965.
“Tanto en su actividad pública como privada privilegió una visión de Estado, en la cual el país se superponía a cualquier otro interés”, comenta su hijo Alberto Collados, con quien formó una empresa constructora tras salir de su cargo de ministro de la Vivienda.
Reflexivo, culto y con una faceta artística que plasmó en lo que hoy se conoce como el Concurso Nacional de Acuarelas, este servidor público nuevamente fue requerido por el gobierno militar para encabezar el Ministerio de la Vivienda por segunda vez en un momento de crisis política y económica que demandaba un fuerte liderazgo, pero, además, entender el momento histórico que atravesaba el país.
Esa amplia mirada y manejo político y económico fue, quizás, lo que explica que se lo pusiera al frente del Ministerio de Economía en 1985. “Eran momentos duros para Chile, con una crisis económica aguda y se necesitaba iniciar la búsqueda de un modelo económico para el país, la concepción de los lineamientos económicos globales para la nación”, comenta Alberto Collados. Eran los tiempos en que el Ministerio de Economía dictaba las políticas económicas globales y el Ministerio de Hacienda ejecutaba.
Estuvo a cargo de las negociaciones de la deuda externa, en momentos en que el país estaba en bancarrota y que, además, tuvo que enfrentar el terremoto de 1985.
Fue también uno de los artífices de la visión de abrir la economía chilena al mundo y dejar de ser un país sustituidor de importaciones.
Posteriormente, se le devuelve a su cauce formador y el gobierno militar le encomienda la creación del Congreso en Valparaíso. En tiempo récord concibe un modelo de licitación para la construcción del edificio, en el cual participan destacados arquitectos nacionales.
Después de ese vertiginoso período, entra en una etapa de reflexión, escribe varios libros sobre el futuro de la cultura occidental y tiene incluso el tiempo para crear dos concursos nacionales: uno en el ámbito de las matemáticas, para aquellos jóvenes que resolvieran de la mejor manera ciertos problemas planteados y, un segundo torneo, en el plano artístico, el Concurso de Acuarelas Hardy Wistuba, el cual se realiza anualmente en todo el país.