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Columnistas

Una mirada al conflicto mapuche desde la urgencia y la desconfianza

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 23 de enero de 2013 a las 05:00 hrs.

El conflicto en la Araucanía data de siglos. Muchas iniciativas han intentado solucionarlo y, como han demostrado los últimos hechos de violencia, todas han sido infructuosas.



Personeros de gobierno, parlamentarios y líderes mapuches se encuentran negociando salidas y en medio de estas conversaciones, el presidente Piñera anunció máxima urgencia para el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, lo que generó molestia en la oposición y en la dirigencia mapuche.

La teoría de la negociación enseña que si no se le da participación en el proceso a la otra parte, es seguro que desconocerán el resultado. Pero esta opinión quiere ir más allá. Es probable que esta nueva iniciativa tenga dificultades por un problema ya endémico en las relaciones entre los pueblos originarios con las diversas autoridades que es la confianza y, para construirla, es necesario tiempo y paciencia -que parece faltar hoy en día- y entender como la comunicación puede facilitarla o echarla por tierra.

Para que la comunicación se produzca debe superar tres improbabilidades: la improbabilidad de que el otro entienda; la improbabilidad de llegar más allá de los presentes y la improbabilidad de que el otro acepte. Veamos la primera. Para que el otro me comprenda, además de expresarnos con claridad, en términos de la información que se quiere compartir y en el modo en que se la da a conocer, es necesario que nos crean. La sinceridad es una sensación o representación en sí incomunicable, que no se expresa por medio del lenguaje sino que se tiene que demostrar en la práctica, lo que implica tiempo, años y hasta siglos en este caso concreto. Por esto la sospecha es tan común; se cimienta en que nadie tiene acceso al contenido de la mente de otra persona, cuestión que ha sido conceptualizada de diversas formas. El conductismo habla de caja negra: no se puede ver el interior de nuestro interlocutor -”es una caja negra”-, sino sólo su conducta observable. Y esta conducta es la que es percibida por los pueblos indígenas como atentatoria contra sus derechos más elementales. La confianza requiere tiempo para cimentarse: es una apuesta al futuro que se basa en el pasado (Luhmann, 1996). Los chilenos somos un pueblo que se caracteriza por la desconfianza, y ésta es especialmente evidente en la Región de la Araucanía. Si los últimos informes del PNUD señalan que cerca del 70% de las personas tiene poca o ninguna confianza en la información que le entregan las otras personas en las conversaciones, podemos entender que hay mucho por avanzar en este conflicto. ¿Qué se puede hacer para generar confianza?: ser transparente; no ocultar información; ser coherente entre el actuar y el decir; no desacreditar al otro; evitar la familiaridad excesiva; abocarse a los temas en los cuales todos están involucrados; poner en la mesa los asuntos que generan sospechas y proponer criterios de legitimidad -independientes de la voluntad de la partes- para solucionar las discrepancias. Por último, tal vez lo más importante: la confianza se crea lentamente en el tiempo. Parafraseando a un destacado empresario, las urgencias pasan, los conflictos quedan.

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