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Columnistas

Transparencia, el mejor de los desinfectantes

Paulina Ibarra

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 8 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.

Desde el año 2007, el número de lobbistas registrados en Estados Unidos ha caído más de un 17%. Este declive se atribuye a una economía en recesión en que las compañías recortaron su gasto en lobby y el endurecimiento de la normativa que regula el ejercicio en el año 2007. La nueva norma obligaba a lobbistas a publicar el informe de sus actividades cada 4 meses y a revelar todas las contribuciones que realizan a candidatos, comités y PACs, con una prohibición de ejercer el lobby de hasta 2 años para congresistas y sus empleados tras abandonar el ámbito público. Con esto el interés de registrarse murió: el miedo a la transparencia tenía un mayor costo que el de ejercer la influencia en privado a través de los vacíos de la ley.


Sin embargo, los expertos opinan que esta industria no está muriendo sino que está regresando a la clandestinidad. Algunos investigadores indican que el número real de lobbistas sólo en el Distrito de Columbia es de más de 100.000.


El 28 de noviembre 2014 comenzó a regir en Chile la ley del lobby. Y la situación local podría ser más compleja. Las formas y procedimientos para el control de lobby y las sanciones de cada reglamento ponen en peligro la imparcialidad que cualquier juicio justo podría escarmenar como inexistente.


En el caso del Congreso, por ejemplo, serán los mismos diputados y senadores quienes establecerán cuáles serán los registros que realizarán de determinadas reuniones. También están los cuestionamientos sobre la falta de un mecanismo sancionador para los sujetos activos, ya que la ley pone énfasis en los sujetos pasivos, y por último la zona gris en la que caen las empresas.


A pesar de que la ley es un signo positivo en transparencia, al celebrar esto, debemos cautelar con las mismas ganas sus grandes vacíos. Por ejemplo, jamás sabremos quién influenció las decisiones de las autoridades por teléfono o vía e-mail, porque la ley no considera este tipo de comunicaciones como lobby.


Un juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a principios del siglo XX, señaló que "la luz del sol es el mejor de los desinfectantes". En este sentido, la actividad de lobby no debe ejercerse en la sombra y al amparo de lagunas legales arbitrarias, sino que debe estar bajo la luz para que sea visible y transparente. Por eso, la sociedad civil debiera conocer a cabalidad los efectos de esta ley y sus aplicaciones. Sus intereses pueden estar en juego y en discusión en las instancias más eficientes si utilizan esta nueva ley a su favor.

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