La negociación del TPP está entrando en su fase final y se busca concluirla este año. Chile ya tiene acuerdos vigentes con todos los socios, lo que acota la posibilidad de obtener beneficios de acceso a mercados con ganancias de acceso a mercados que serán marginales.
Por ello, Chile no tiene incentivos, ni razones fundadas en sus propias necesidades, para adoptar nuevas obligaciones en áreas sensibles, como Propiedad Intelectual, Servicios e Inversiones, y Medio Ambiente, entre otros. Por el contrario, aceptar las exigencias que se plantean por parte de EEUU, puede llevar a la paradojal situación de de que nuestro país pague dos veces por beneficios ya obtenidos en el TLC bilateral.
La información disponible dice que se insiste en el establecimiento del linkage automático para la comercialización de medicamentos, lo que limitaría las posibilidades de producir y vender genéricos, con el consiguiente incremento de los costos para los consumidores y restricciones para las políticas públicas de salud. La libre circulación de contenidos en internet es otra materia sensible pues se buscarías reponer regulaciones que Estados Unidos no pudo imponer a nivel domestico al fracasar la tramitación de la llamada ley SOPA.
A lo anterior se agrega la demanda por compromisos en aspectos no incluidos, o que van más allá de lo aceptado en otros acuerdos firmados por Chile, como los que regularían las operaciones de las empresas del Estado. Asimismo, los compromisos en Coherencia Regulatoria, dada la vaguedad y generalidad de sus definiciones, interferirían r en múltiples materias. Por último, las atribuciones del Banco Central en materia cambiaria pueden ser afectadas dada la posición de Estados Unidos que pugna por una mayor desregulación.
Hasta el momento los beneficios de este acuerdo parecen poco claros, más aun si se considera que el TPP no es sólo un acuerdo comercial, sino una pieza en la redefinición estratégica de la política exterior de EEEUU, que prioriza su presencia en el Pacifico para limitar la creciente influencia de China, que es nuestro principal socio comercial, y con quien mantenemos relaciones constructivas y de cooperación.
Se hace urgente promover un debate amplio, transparente e informado, que permita una evaluación seria del impacto del TPP en la estrategia de inserción internacional y en la economía del país.