Smith versus la izquierda
Axel Kaiser Fundación para el Progreso (internacional)
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Axel Kaiser
Adam Smith, cuyo cumpleaños número trescientos se celebró hace poco, sostuvo que no es la benevolencia del carnicero o del panadero lo que procura nuestro alimento, sino la persecución de su propio interés.
De la idea de que el mercado no es un orden altruista de sacrificio por el prójimo, la izquierda y la derecha socialcristiana concluyeron que, aun cuando se le pueda dar un espacio al mercado, su ideal es instrumental, corruptor e inhumano. Esta tesis se ve, por ejemplo, en el libro “El otro modelo” de 2013, débil texto repleto de errores, falacias y distorsiones escrito por Fernando Atria y otros que refleja muy bien la visión de la izquierda que gobierna hoy.
“En la visión de Adam Smith, la solidaridad es un acto de generosidad espontáneo del espíritu humano y no, como sugiere la izquierda, uno fundado en la confiscación redistributiva de la riqueza realizada por los gobernantes”.
Para ella, Smith sería el gran profeta del egoísmo y su doctrina, el liberalismo económico, una con la capacidad de pervertir todas las relaciones sociales. Pero resulta que Smith, filósofo moral antes que economista, jamás redujo al ser humano a una pura lógica instrumental. En su “Teoría de los sentimientos morales”, escrito antes que “La riqueza de las naciones”, sostiene que “más allá de qué tan egoísta podamos asumir que es un hombre, evidentemente existen principios en su naturaleza que lo llevan a interesarse por la suerte de otros y que le da una felicidad necesaria para él aunque no extraiga nada de esa suerte, salvo el placer de contemplarla”.
En la visión de Smith, la solidaridad es un acto de generosidad espontáneo del espíritu humano y no, como sugiere la izquierda, uno fundado en la confiscación redistributiva de la riqueza realizada por los gobernantes. Pero Smith dice, además, que el ideal del mercado se basa en una profunda ética del respeto y honestidad con el otro, y no en un puro intercambio interesado e instrumental. El camino a la fortuna, escribió, en todas las profesiones de nivel medio y bajo, requiere, no sólo de habilidades profesionales, sino de “la buena opinión de sus vecinos”, la que no puede obtenerse sin buena conducta.
Según Smith, “la honestidad es la mejor política…” y por tanto entre quienes han progresado económicamente con sus profesiones “podemos esperar un alto grado de virtuosismo, lo que afortunadamente para la moral de la sociedad, es la situación de la mayor parte de la humanidad”. Así, las relaciones de intercambio libre entre personas -eso que llamamos mercado- no sólo promueven valores como lo son la honestidad, el respeto y el cumplimiento de lo prometido, sino que se funda en ellos.
Otro argumento fundamental en favor del libre mercado es que las personas intercambian como parte de su proyecto de vida, y si estamos de acuerdo en que debemos respetar los planes de vida ajenos, entonces debemos respetar las decisiones que los individuos toman con lo que les pertenece. Si usted quiere gastárse su dinero en la educación de sus hijos, es asunto suyo. El socialista está de acuerdo en que se gaste su dinero promoviendo el aborto, pero no en educación para sus hijos. Ahí, nos dicen ellos- casi todos egresados de colegios privados- debe existir un monopolio estatal de modo que no se produzcan desigualdades.
Como consecuencia de su alergia a la libertad de elegir de las personas cada vez que aplique sus ideas, la izquierda no podrá más que empobrecer y afectar la dignidad de las masas que dice representar. Y es que, parafraseando a Smith, no es de la benevolencia de los políticos que recibimos el pan de cada día, sino de nuestro deseo de superación y del trabajo que hacemos para avanzar nuestra condición en colaboración con otros.