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Columnistas

Sin embargo, Cuba

Ricardo A. Pulgar

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 16 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.

Ricardo A. Pulgar

Je suis Charlie.

Sr. Obama, Sr. Castro. Ustedes abrieron una nueva puerta con una vieja llave. Esta nueva era en las relaciones entre Washington y La Habana se negoció de manera clásica y discreta. Los propios expertos quedaron sorprendidos con la noticia. Como diría Felipe, el personaje de Mafalda, me siento importante compartiendo la sorpresa de los expertos.

Usted, Sr. Obama, quiere libertad política en Cuba. Por su parte, Sr. Castro, usted quiere libre mercado siguiendo el modelo chino. Es obvio que Estados Unidos es un socio comercial lógico para Cuba. Me parece que esto es el inicio de un camino largo, muy largo, a una linda amistad.

Dicho ello, antes siquiera de discutir el fin del embargo, Cuba debe acordar la compensación por las expropiaciones hechas tras la revolución. No obstante, muchas empresas demandantes han cambiado de dueño. ¿Quiénes deberían ser compensados, entonces? En 1972, el Departamento de Justicia de Estados Unidos estimó que las propiedades reclamadas valían cerca de US$1,8 billones. Si Cuba reconoce dicha suma (!), ¿cuál tasa de descuento debería ser usada? Por otra parte, el uso de muchos de esos activos ha cambiado en estos años. Quizá éstos deberían ser retasados.

¿No les dije que el camino será largo?

Mención aparte merecen los exiliados cubanos cuyas propiedades fueron confiscadas por el régimen. Más allá de sus diferentes opiniones sobre la normalización de las relaciones con Estados Unidos, ellos quieren ser compensados por dichas imperdonables pérdidas.

La ironía, Sr. Castro, es que usted necesita al exilio cubano. La economía cubana está basada tanto en servicios (turismo, salud) como en bienes diferenciados. De hecho, la calidad de su tabaco y su ron es proverbial. Cuba necesita redes para mercadear sus exportaciones en Estados Unidos y los exiliados presentan ventajas difíciles de igualar. Usted y su hermano los han despreciado públicamente todos estos 56 años, pero llegó la hora para una reconciliación pragmática.

Ahora, yo supongo que tenemos información completa en este tema. Puede que haya cosas que aún ignoremos.

Eso demuestra que el poder sigue existiendo. Usted se equivocó, Sr. Naím. Pese a esta llamada "era de la información", todavía es posible tomar grandes decisiones en secreto.
Y el secreto es poder.


*Autor agradece a Matías F. Travieso-Díaz y Michael J. Kelly.

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