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Shock externo,ahora sí

Matías Madrid

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El shock de términos de intercambio que sufre nuestro país tiene su componente más evidente en la fuerte caída que ha experimentado el precio del cobre. El valor del metal ha disminuido un 25% desde fines de 2014, situación preocupante considerando que ya en esa época se culpaba al escenario externo de la desaceleración que enfrentaba la economía.

Lamentablemente este evento no es el único factor que, ahora sí, oscurece el panorama económico para este año. A lo anterior se ha sumado el empeoramiento gradual pero constante de las condiciones financieras que enfrentan las compañías chilenas para endeudarse en el exterior. La evolución de índices agregados muestra que es una situación bastante generalizada para Latinoamérica y en el caso particular de emisores chilenos, el spread promedio respecto a la tasa base en US$ de bonos de alta clasificación se ha empinado sobre 370 puntos base, aumentando cerca de 150 puntos desde el nivel de diciembre de 2014 y alcanzando actualmente el valor más alto desde la crisis del año 2009 en que se ubicó en un máximo de 460 puntos. Esto ha coincidido con una masiva salida de flujos de capitales de países emergentes, que si bien ha estado muy concentrada en China, ya ha superado los

US$ 700.000 millones representando el mayor movimiento en esa dirección de los últimos 15 años. Evidentemente la caída en los precios de materias primas ha afectado significativamente la percepción de la deuda de países emergentes. Muy ligado a lo anterior, las dudas sobre el real estado de la economía de China junto con la debilidad política y económica de Brasil han creado un panorama generalizado de debilidad de estas economías, surgiendo el habitual proceso de búsqueda de refugio en instrumentos más seguros. Esto se ve reflejado en la fuerte caída experimentada en la tasa base de Estados Unidos que retornó a niveles cercanos a 2013 pese al inicio del proceso de normalización monetaria que también puso una nota de incertidumbre por su posible impacto sobre los países emergentes.

Afortunadamente da la impresión que las economías emergentes se encuentran en un mejor pie para enfrentar este adverso escenario, que al mismo tiempo nos recuerda el particular movimiento de las correlaciones de los factores de mercado en épocas de crisis.

En resumen, el complejo escenario macroeconómico que enfrenta la economía chilena se ve agudizado por un deterioro de las condiciones de acceso a financiamiento externo no visto en los últimos 5 años. Afortunadamente las condiciones financieras a nivel local mejoraron considerablemente en las últimas semanas luego de un período de menor liquidez y aumento de spread generalmente presente a fines de cada año pero que se extendió más de lo habitual. Sin embargo, el shock autónomo junto con una política monetaria y fiscal menos expansiva respecto al año 2015, provocará que el Banco Central deba ajustar nuevamente a la baja su estimación de expansión del PIB para 2016, probablemente a un rango entre 1,5% y 2,5%.

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