Salvavidas de cobre
LUIS LARRAÍN Libertad y Desarrollo
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LUIS LARRAÍN
No es una equivocación decir cobre en lugar de plomo, que es el metal que se usa habitualmente en esta metáfora para significar que lo que a veces percibimos cómo una circunstancia que nos salvará de un mal termina por hundirnos más en el problema. Un salvavidas de cobre también podría terminar ahogándonos.
Hace un par de semanas, el precio del cobre sorprendió positivamente con una nueva alza, que llevó a que las transacciones en los mercados futuros se empinaran por sobre los cinco dólares la onza.
“En la actual proyección, con el precio del cobre a US$ 4,2 la libra, el metal representaría el 6,9% de los ingresos totales del Gobierno. Ya no podemos decir que sea el sueldo de Chile; apenas sería la propina”.
Chile lleva una década creciendo menos que el promedio del mundo. Ello ha ocurrido desde el 2014 hasta la fecha, en todos y cada uno de los años, lo que nos hace mirar con nostalgia tiempos en que nuestro país no solo era líder en el crecimiento económico en la región, sino uno de los países de mayor dinamismo en el mundo. Una de las razones para esta decadencia, a mi juicio, es la mentalidad nacional de confiarse en un golpe de suerte para sostener el crecimiento, sin admitir que son el esfuerzo y el trabajo lo que lo sustentan.
Por eso me preocupé cuando surgieron en la prensa varias ideas brillantes acerca de cómo nos íbamos a gastar los recursos adicionales que esta nueva bonanza del cobre proveería al país. No quiero caer en la impropiedad de relacionar este momento de optimismo con la idea, que apareció también por esos días, de condonar el CAE, lo que tendría un costo que se acerca a los US$ 12 mil millones.
En la proyección de las finanzas públicas realizada en el cuarto trimestre del año pasado, se estimó que con un precio del cobre de US$ 3,84 la libra, los ingresos para el fisco proveniente de la minería privada y Codelco serían de US$ 4.461 millones. En la nueva estimación para 2024, presentada la semana pasada, el Gobierno subió la proyección de precio del cobre a US$ 4,2 la libra y reestimó los ingresos desde minería privada y Codelco a US$ 5.304 millones. Es decir, al subir el precio de US$ 3,84 a US$ 4,2 (36 centavos) la recaudación sube de US$ 4.461 millones a US$ 5.304 millones, un alza de US$ 843 millones. Si dividimos esta alza de recaudación por los 36 centavos de diferencia, se deduce que por cada centavo de precio anual adicional, el Gobierno recibe US$ 23,4 millones, lo que es consistente con lo reportado por Dipres.
De esta manera, si el precio promedio subiera de US$ 4,2 a US$ 5 la libra, serían 80 centavos adicionales y ello aportaría US$ 1.872 millones más de ingreso a lo calculado en la proyección actualizada.
En la proyección vigente, con el cobre a US$ 4,2/Lb, los ingresos totales del Gobierno alcanzarían a US$ 71.417 millones y la participación del cobre sería de 6,9% del total. Ya no podemos decir que el cobre sea el sueldo de Chile; apenas sería la propina. En 2020 el cobre aportó el 5,9% de los ingresos, según la Dipres, mientras que en el período 2010-2019, esa contribución llegó a 9,6%.
Sin embargo, en la época del “súper ciclo” del cobre ( 2004-2014) el aporte a las arcas públicas alcanzó un máximo de 34,3% (2006), según Cochilco. La mala noticia es que los expertos coinciden en que no estamos ante un super ciclo, pues no habrá esta vez un aumento de la demanda como la que originó China.
La otra mala noticia es que US$ 1.872 millones adicionales, si es que el cobre llegara a US$ 5 la libra, es apenas una fracción de lo que el país paga adicionalmente por aumento de la deuda pública (gobierno central más empresas públicas). El año 2013 pagábamos US$ 2.239 millones al año y en 2023 llegamos a US$ 7.587 millones, nada que el cobre nos pueda resolver. A trabajar, nomás.