Excusas para no liderar
Rafael Mies Ph.D. Académico ESE Business School y profesor visitante U, San Diego, California
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Rafael Mies
Desde el punto de vista de quienes lideran nuestro país, me parece al menos preocupante que su agenda esté dominada por qué tipo de museo conviene a la sociedad chilena, y no por cambios de fondo.
Frente a este hecho, se me ocurren tres hipótesis. La primera es que, efectivamente, los grandes desafíos —educación, salud y seguridad ciudadana— están bastante avanzados y nuestros líderes pueden focalizarse en temas menos apremiantes. Para una elite, esta hipótesis puede ser plausible, sobre todo cuando las cifras macro parecen respaldar un mejor manejo económico. Sin embargo, me parece impensable para la mayoría que vive en carne propia los grandes temas pendientes, principalmente en seguridad ciudadana, donde el miedo sigue imperando en los corazones de muchos compatriotas.
Una segunda hipótesis es que nuestros líderes están tan desconectados de los desafíos más urgentes, que efectivamente creen que el museo sea una prioridad y por ello le estén dedicando un mayor foco y atención. Esto también es difícil de creer y basta mirar las redes sociales para darse cuenta de que no es así.
Por último, cabe la posibilidad de que, al sentirse incapaces de avanzar con fuerza y convicción en las agendas comprometidas, gobierno y oposición encontraron una buena cortina de humo que les da una excusa para no abordar el trabajo para el cual fueron elegidos.
Esta tercera opción, que de alguna manera incluye las dos anteriores, es típica de liderazgos poco efectivos que, consciente o inconscientemente, encuentran temas para evitar la pérdida de popularidad que conlleva no hacerse cargo de sus compromisos de cambio. En efecto, todo liderazgo implica un compromiso vital con causas que transformen la vida de las personas para bien, y este gobierno en particular lo propone en su lema “vendrán tiempos mejores”.
El tipo de museo que mejor representa una ideología de derecha o izquierda claramente poco tiene que ver con esa agenda. Si así fuera, tendríamos al menos una decena de otros museos para distintas causas: el museo de la intolerancia gay, el museo de la privatización de empresas, el museo de los abusos sobre el género femenino, sólo por mencionar algunos.
El gobierno actual tiene un claro mandato de liderazgo, basado en un compromiso por cambios estructurales y permanentes a la sociedad chilena. El Presidente Piñera fue elegido por una mayoría que se cansó de la añeja retórica dialéctica sobre temas que más tienen que ver con la preferencia ideológica de algunos políticos, que con las vidas reales de sus electores. El gobierno de la Nueva Mayoría fue expulsado porque poco o nada contribuyó al desarrollo social y económico de Chile.
Sería una gran pena y una tremenda oportunidad perdida que la actual administración se deje arrastrar por esa agenda que ya fue derrotada en las urnas y que, entrando en este juego, pierda el centro de su liderazgo y propósito.