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Columnistas

Que la historia no se repita

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 4 de julio de 2013 a las 05:00 hrs.

Los políticos todavía no asumen que los impuestos casi siempre han sido trasladables a los más pobres y que cuando eso excepcionalmente no ocurre, se produce una fuga de capital o una revolución.



En Grecia los que pagaban eran los extranjeros. En Roma, eran los pueblos sometidos o toda la comunidad que pagaba el centesima rerum venalium. En la Edad Media ni el Clero ni la Nobleza pagaban impuestos. Era el pueblo, integrado a esa época por la burguesía, que sólo en 1788 se atrevió a desafiar al gobierno monárquico e impulsó la aprobación de una medida que otorgaba a la Asamblea Nacional el poder de legislar en materia fiscal. Esta decisión fue el antecedente inmediato de la Revolución Francesa, por cuanto a la reacción del rey de movilizar su ejército a París y Versalles, siguió la insurrección del pueblo y la consiguiente Toma de la Bastilla. Sin embargo, tras la revolución, los “notables” que querían defender los intereses de la burguesía, promovieron a Napoleón, quien después de hacerse de todo el poder, la reforzó otorgándole “beneficios”. Lo anterior que constituye el marco en que se desenvuelve la imposición en los Estados contemporáneos, nos permite sostener que los tributos, por su carácter regresivo, siempre lo han asumido los que menos tienen. En Chile, cada aumento en el IVA ha implicado que los que consumen y que no ahorran, que son los que no tienen, pagan más impuesto. Lo mismo acontece cuando se aumenta el impuesto de las empresas, puesto que cuando éste se produce lo que éstas hacen es o aumentar el precio, si la demanda es inelástica, o congelar sueldos y en el peor de los casos despedir gente. Normalmente se despide a los que menos aportan, que son los que están menos capacitados y, por lo tanto, los más pobres. Si se incrementa el impuesto personal, habrá un menor disponible para consumo y, por lo tanto, una menor demanda de bienes. Si se cambia la estructura impositiva y se grava con tasa plana, eliminándose el FUT, lo que habrá será un incremento del circulante, mayor demanda y un aumento en los precios, es decir inflación, que afecta a los que consumen y no ahorran, que son nuevamente los más pobres.

Corresponde subrayar algo que normalmente se omite en el discurso político: si sumamos a la carga tributaria que ahora se paga, lo que se está obligado a pagar por previsión y salud (19,45%) y se le agregan los adicionales que normalmente se pagan para complementarlos, constataremos que en Chile se paga o lo mismo o más que los países OCDE, sólo que allá estos pagos son impuestos y los administra el Estado, mismo que en algunos de ellos está casi en quiebra.

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