¿Qué estamos pidiendo en educación?
Hace algunos meses, los dirigentes estudiantiles y autoridades universitarias se unieron para exigir al gobierno una serie de reformas en materia de educación...
Hace algunos meses, los dirigentes estudiantiles y autoridades universitarias se unieron para exigir al gobierno una serie de reformas en materia de educación. Entre los puntos más urgentes estaba el dar una solución definitiva al problema del financiamiento de la Educación Superior. Hoy, una gran parte de los estudiantes de Chile necesita endeudarse mucho más allá de sus posibilidades reales de pago para poder acceder a la universidad.
Esta barrera de entrada es un obstáculo importante para que la educación cumpla su función de herramienta creadora de oportunidades. Sin embargo, en las últimas semanas, algunos dirigentes han radicalizado sus demandas. El tema del financiamiento pasó a ser sólo un pelo de la cola, y algunos -felizmente pocos todavía- han planteado como condiciones para llegar a un acuerdo con el gobierno reformas tan radicales como la estatización de la educación, la prohibición del lucro e incluso la nacionalización del cobre.
En el fondo, lo que aquí se pone en discusión es el rol de la persona y del Estado en la sociedad. Algunos abogan por un Estado omnipresente: un Estado que no sólo financie la educación escolar, sino que además se haga cargo de proveerla en forma exclusiva, un Estado que solamente preste apoyo a las instituciones públicas de Educación Superior y que sea el único explotador del cobre, con miras a financiar esta actividad. En definitiva, un Estado que sustituya a los particulares en materia educacional.
Un sistema de tales características tendría costos altísimos. Supone una fuerte restricción a la iniciativa privada y al libre emprendimiento económico. Se privaría a los particulares de la posibilidad de abrir, organizar y mantener colegios según su propio ideario, aunque quieran y puedan hacerlo. Los más perjudicados serían los propios estudiantes y sus familias: desaparecería la posibilidad de elegir un colegio que se ajuste al tipo de educación que los padres quieran dar a sus hijos, por la sencilla razón de que todos los establecimientos serían iguales.
Lo que es imprescindible es que tengamos un sistema de educación de calidad. También que existan más oportunidades para los que tienen menos recursos. Que las familias puedan ver el futuro con más expectativas. Y que las personas y el Estado, cada uno en su lugar, trabajen por estos objetivos como aliados y no como enemigos.