Proyecto de pensiones: Una espera de 40 años es imposible
Si esta reforma tiene curso, -lo cual aun se ve complejo políticamente- estaremos probablemente por el año 2060, preguntándonos qué pasó con la promesa incumplida de subir las pensiones en un 40%.
Al alero de la movilización social y de la dura realidad de las bajas jubilaciones, Chile ha tenido una oportunidad histórica de transformar sustantivamente su sistema de pensiones, pasando de la lógica del seguro individual para la vejez que administran las AFP, a la de la seguridad social que pone al centro el enfrentar las contignencias y riesgos de la vejez, como un desafío del conjunto de la sociedad.
El proyecto de reforma a las pensiones del Presidente Piñera, deja pasar esta oportunidad para el pais, ya que basa su propuesta en cambios paramétricos manteniendo intacta la lógica del ahorro individual, la administración privada de los fondos y la entrega de beneficios según lo que cada cual ha podido ahorrar, creando subdisdios de bajo monto y altos requisitos que tendrán escaso impacto en la tasa de reemplazo de quienes puedan acceder a ellos.
Si esta reforma tiene curso, -lo cual aun se ve complejo políticamente- estaremos probablemente por el año 2060, preguntándonos qué pasó con la promesa incumplida de subir las pensiones en un 40% a partir de la nueva cotización del 4% con cargo al empleador. Esto sería como un dejavu respecto a lo propuesto por José Piñera en la década de los 80.
Por lo pronto, lo que está claro es que la cotización del 4% empezará a operar en régimen 8 años despues de aprobada la ley, y de ahí debiera transcurrir un período de tiempo similar a la vida laboral completa de una persona, es decir 40 años más para que, sin lagunas previsionales y con rentabilidades positivas, su fondo se viera incrementado en una cifra que aún así, es incierta.
Con todo, esta suma de condiciones previas y concomitantes, darán cuenta de una pensión que seguirá siendo el reflejo de las condiciones laborales del trabajador, es decir, de la distribución del salario altamente desigual, como lo reflejan los datos del INE que indica que el 50% de los sueldos son inferiores a $380.000.
Asi las cosas, debe volverse entonces a lo central en la discusión de los últimos años, que dice relación con la necesidad de reformar el sistema de pensiones desde la seguridad social. Esto supone, entre otros pendientes, introducir el principio de la solidaridad dentro del pilar contributivo, generando mecanismos que nos permitan mejorar las pensiones de quienes hoy están jubilados y, en forma simultánea, abordar la de quienes jubilarán en las proximas décadas.
Por otro lado, se debe hacer avanzar hacia un sistema que opere bajo lógicas de pisos de beneficios definidos, que es que lo que hoy rige en gran parte del mundo y además, dispone el convenio 102 de OIT sobre seguridad social.
Una propuesta que recoja el sentir ciudadano tiene la obligación de plantear soluciones a tanto para el corto plazo, como para el futuro. Una propuesta que considere dicho desafío, entonces, debe traspasar la ortodoxia del ahorro individual como única fórmula sostenible económica e ideológicamente.