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Alto contrasteLa protección de la propiedad privada es un concepto básico del éxito de Chile, subrayando la fuerza del estado de derecho estipulado en la constitución.
Como resultado de la fuerte protección a la propiedad privada, tanto la inversión interna como extranjera han florecido, destacando al país entre las naciones del mundo. De hecho, de acuerdo al último Informe Mundial de Inversión, publicado por la Conferencia del Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (Unctad) en 2011, Chile estuvo entre los once receptores más grandes de inversión extranjera directa (FDI) en 2011-muy superior al tamaño relativo del país.
Los altos niveles de inversión han impulsado el crecimiento y desarrollo de Chile, generando un círculo virtuoso para el país.
Mirando hacia el futuro, Chile tiene un gran potencial de crecimiento, particularmente en el área de servicios relacionados con sectores económicos como el minero y forestal. Su rica agricultura y mar son un laboratorio viviente para nuevos desarrollos, incluyendo el área de biotecnología y energía.
Al mismo tiempo, Chile ha estado desarrollando una cultura que promueve ideas nuevas. Las universidades se están concentrando en la educación de la innovación y emprendimiento. Las empresas están pensando en aumentar el gasto en investigación y desarrollo como un medio para desarrollar ideas, productos y procesos que diversificarán aún más la base económica del país, alejándose de su dependencia en los recursos naturales. Una creciente clase media está demandando más y mejores productos y servicios, así como opciones de entretenimiento. Los emprendedores son los nuevos héroes del siglo 21, ya que inventan nuevos métodos y productos para cumplir con dichas demandas.
Es importante, entonces, que el país desarrolle las herramientas adecuadas para apoyar estas iniciativas. Una de las responsabilidades clave es entregar a la ideas, la misma protección que se otorga a la propiedad sobre bienes físicos. Los países que lo hacen bien serán los ganadores en términos de crecimiento y desarrollo hacia el futuro. Esto significa desarrollar procesos expeditos para reconocer ideas, procesos o productos únicos (ej.: patentar); así como el “enforcement”, una vez que la idea ha sido protegida. Este esfuerzo está en la base de la protección de la propiedad intelectual.
El artículo 19 de la constitución de Chile establece un derecho especial a la propiedad intelectual. Esto está respaldado por la ley de propiedad intelectual de 1970 y modificada en 2010 y que garantiza, a los que tienen patente y derechos de autor, el exclusivo derecho a beneficiarse de sus productos.
Pero se necesita hacer más, particularmente con respecto a “enforcement”. Este tema es de vital importancia para el próximo paso en el desarrollo de Chile. Es un asunto difícil y que inspira un fuerte debate, no sólo internamente, sino que alrededor del mundo. Lamentablemente, lo habitual es discutir dentro del contexto de negociaciones comerciales y asociado con un limitado número de industrias.
Es fundamental para el futuro del país, que haya un debate sobre este tema y sobre cómo proteger las ideas del mismo modo que se protege la propiedad sobre bienes físicos. También se debe considerar como un concepto en desarrollo a medida que la economía avance -los temas de propiedad intelectual del año 1950 no son los mismos de hoy- y, ciertamente, el cambio continuará. Nadie tiene la respuesta “correcta”.
Chile ha sido un país exitoso entregando bienestar a su gente, precisamente porque ha buscado la respuesta que mejor le conviene. Algunas veces, el país ha elegido caminos que otros habrían considerado menos que óptimos; pero que a largo plazo han servido a los intereses de su gente, promoviendo el crecimiento económico y las oportunidades. La propiedad intelectual ofrece un desafío y un potencial. Hay que aprovechar el momento y reforzar los derechos de propiedad -incluyendo la propiedad de ideas- para el beneficio de Chile y su gente.
