Política monetaria frente al desafío fiscal
FELIPE RAMÍREZ ECONOMISTA JEFE DE COOPEUCH Y NICOLÁS GARCÍA ECONOMISTA SENIOR DE COOPEUCH
Desde comienzos de 2023, hemos manifestado nuestra preocupación por las proyecciones de ingresos fiscales realizadas por la Dipres, las que a nuestro juicio ponían en riesgo el cumplimiento de las metas fiscales. El tema ha tomado especial protagonismo desde la publicación del Informe de Finanzas Públicas del cuarto trimestre de 2024 (IFP 4T24), donde se reconoció que los ingresos fiscales de dicho año fueron significativamente menores a los proyectados, implicando que la meta de un déficit estructural de 1,9% del PIB no se alcanzara por un amplio margen.
Como se explica en el IFP 4T24, y tal como se indica en la Ley de Responsabilidad Fiscal, el incumplimiento de la meta en 2024 implica que en el IFP 1T25 deberán establecerse acciones correctivas para retornar a una situación fiscal sostenible. El Consejo Fiscal Autónomo (CFA), por ejemplo, ha señalado que el gasto fiscal de 2025 debería tener un ajuste significativo —cerca de US$ 1.500 millones menos en relación con el presupuesto aprobado para este año— si el gobierno quiere evitar un nuevo incumplimiento de la regla fiscal, ajuste que en un año de elecciones se anticipa complejo.
“La incertidumbre en torno a la magnitud del ajuste no es algo inocuo para la política monetaria, y complejiza la tarea de elaborar el próximo Informe de Política Monetaria”.
La incertidumbre en torno a la magnitud del ajuste no es algo inocuo para la política monetaria, y complejiza la tarea de elaborar el próximo Informe de Política Monetaria (IPoM). En efecto, es una práctica común que el Banco Central (BCCh) utilice la última información fiscal oficial disponible para la confección de su IPoM. Dado que las acciones correctivas se conocerán recién el 28 de abril (fecha de publicación del IFP 1T25), el BCCh tendrá que incorporar en el próximo IPoM sus propias proyecciones para el gasto público. La credibilidad de estas nuevas proyecciones fiscales determinará, en buena medida, la credibilidad del nuevo escenario base del BCCh.
Sumado a lo anterior, es importante tener presente que el impacto del gasto fiscal sobre el PIB depende de su nivel total pero también de su composición, por lo que no sólo es relevante conocer el monto del ajuste fiscal, sino que también cuáles serán las partidas afectadas. De acuerdo con Fornero et al (2019), cambios sobre las transferencias —subsidios y donaciones, prestaciones previsionales— tienen un efecto sobre el PIB que estadísticamente no es distinto de cero. Por el contrario, cambios sobre el consumo de gobierno -gasto en personal, gastos en bienes y servicios- y sobre la inversión pública -gastos de inversión y transferencias de capital- tienen un impacto estadísticamente significativo sobre el PIB, y de una magnitud relativamente similar (multiplicador en torno a 2 para fines del primer año), aunque en el caso del consumo éste es más persistente en el tiempo.
¿Cuál sería el impacto sobre el PIB de ajustar el gasto en US$ 1.500 millones? En un análisis simplificado usando el gasto total (sin distinguir por componente), y utilizando las estimaciones para los multiplicadores del gasto total presentadas en el estudio, el impacto sobre el PIB de este ajuste estaría en torno a 0,7 puntos porcentuales. Por ejemplo, si tomamos como referencia el punto medio del rango proyectado en el último IPoM, el PIB en 2025 pasaría de crecer un 2,0% a un 1,3%, un impacto bastante significativo. Este hecho no estaría actualmente incorporado en precios de activos.
En vista de lo anterior, resulta sumamente importante que la Dipres públicamente adelante más antecedentes sobre este ajuste, idealmente antes del cierre estadístico del IPoM de marzo 2025. No contar con esta información sólo aumenta la incertidumbre en torno a la evolución de las tasas de interés, lo que imprime premios no óptimos para la etapa del ciclo donde se encuentra la economía.