Las proyecciones de largo plazo para el precio del petróleo son marcadamente al alza.
La publicación International Energy Outlook 2011, de la Agencia de Energía de Estados Unidos, si bien reconoce las incertidumbres en las proyecciones de demanda de los países en desarrollo, proyecta los precios hasta el año 2035. Según el citado estudio, es posible que el precio promedio anual de US$ 79 por barril de petróleo observado el año 2010 se incremente en un 37% al año 2020. Por lo tanto, es probable que el precio promedio anual de la gasolina en nuestro país suba por sobre los $ 1.000 el litro dentro de los próximos cuatro años, y que en situaciones coyunturales pueda dispararse muy por sobre este valor. Este hecho significa un riesgo creciente para nuestra economía, donde sectores clave como el transporte, dependen fuertemente de la importación de crudo.
El Sipco es inadecuado para mitigar este riesgo, porque presta sólo un rol en la contención de las variaciones de precio de corto plazo, y debido al crecimiento sostenido del parque vehicular que estamos observando, el costo de contener estas alzas coyunturales será cada vez mayor para el erario público. Recordemos que en julio de 2008 se debieron inyectar al Fondo de Estabilización del Precio del Petróleo más de US$ 1.000 millones, monto mayor al que se recauda con la reciente reforma tributaria, y se perdió una recaudación de varios cientos de millones más, debido a la reducción transitoria del impuesto específico a la gasolina.
El aumento medio del precio del petróleo significará también impactos muy fuertes en los subsidios al transporte público, ya que el 40% de sus costos corresponde al ítem combustible; y en el IPC, debido al mayor costo en la logística de bienes y productos, lo que se traducirá indefectiblemente en un encarecimiento del costo de la vida de los ciudadanos.
La Estrategia Nacional de Energía presentada este año por el gobierno, concentra sus esfuerzos en la situación eléctrica -igualmente relevante- pero para sorpresa, no hace referencia alguna al petróleo. Es necesario poner en práctica medidas que permitan asegurar la sustentabilidad energética de nuestra economía, llevando el debate más allá de la generación eléctrica. Es rol de la política pensar el país con una visión integral y superar la barrera de las próximas elecciones, observando las señales y proyecciones a fin de adoptar adecuadas y oportunas decisiones para el bien de nuestra economía.