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Alto contrasteEstuve unos días por Lima, y si bien por Internet se puede seguir los acontecimientos del país a la distancia, eso nunca será comparable con estar en el país y contrastar lo que se reporta con la realidad.
Desde fuera, qué duda cabe, el Perú es visto como la nueva estrella macroeconómica latinoamericana, con tasas de crecimiento que en los últimos 10 años casi duplican al promedio en la región, expansión que explica, por ejemplo, que hoy el tamaño de nuestra economía medida a paridad de poder adquisitivo (según el FMI US$ 322.675 millones), sea mayor que la chilena (US$ 316.516 millones), aunque en realidad esto ya ocurría cuando menos desde hace un par de años. Pero, cómo asegurar que esta expansión económica siga y quizá que de esta forma se refuerce el optimismo que sienten mis compatriotas en el sentido de mayores oportunidades de generación de ingresos.
Veamos esto. Hace menos de dos años, no pocas voces pronosticaban con el triunfo de Ollanta Humala un descalabro económico, no obstante presentar un conjunto de iniciativas que marcarían el derrotero en materia económica y social de un eventual gobierno, en la llamada “Hoja de Ruta”.
Al final, esta viene siendo desarrollada tal como fue el compromiso del entonces candidato Humala, con lo que se abrieron las condiciones para que continúe el crecimiento de la actividad económica. Así, el año pasado se creció en 6,3% y no me extrañaría que este año la tasa de expansión del producto del país esté por encima de 7%, con cuentas fiscales y externas que no denotan desequilibrios que pongan en peligro la sostenibilidad del crecimiento además de una inflación dentro del rango meta anunciado por el Banco Central. ¿Estamos entonces en el paraíso? Para nada, puesto que hay una agenda pendiente por cumplir si aspiramos no solo a que la prosperidad continúe, sino a que más peruanos accedan a ella.
Al respecto, y si busco un resumen de algunos elementos de esta agenda en Perú, me permitiré tomar las ideas de un excelente artículo del The Economist de hace algunas semanas sobre factores que hay que considerar con cuidado en medio del boom económico actual: la apreciación cambiaria y la expansión crediticia, así como la deficiente calidad del sistema educativo y la fragilidad de la institucionalidad política.
Sobre los primeros, el actual Gobierno ya viene actuando, siendo los resultados de estos percibidos en lo inmediato: se moderó la apreciación y la expansión del crédito en enero se redujo a 14,85% y 13,9% en soles y dólares, respectivamente.
Mas, en el caso de los dos últimos factores obstruccionistas del crecimiento sostenido, los resultados del actuar sobre ellos presentan rezagos en el tiempo, pero a la vez son vitales si queremos una economía que siga la senda expansiva.
Por otro lado, algunos pueden preguntarse ¿y qué rol juega la difícil situación de las economías avanzadas, principalmente de Europa, y la lenta recuperación norteamericana? Diría que, a lo sumo, esto nos seguiría pegando algo por la mantención de presiones revaluatorias de nuestra moneda como resultado de programas de expansión monetaria en dichos países aún en curso, pero y allí paro de contar. Ciertamente, la lista de factores adicionales por considerar sería más larga, pero por razones de espacio permítanme incluir solo tres factores más en la agenda: mayor inversión en innovación y desarrollo de tecnología adaptada a nuestro contexto, simplificación administrativa estatal y constitución de una alianza público privada dirigida a reducir la aún importante desigualdad de oportunidades. Qué bonito sería que todos estos temas fuesen los que dominasen la agenda de discusión local, en vez de estériles pugnas de distinto tipo, que, aparte de costarnos recursos (tiempo y dinero), nos distrae de lo realmente importante para nuestro Perú. ¿Vale la pena pensarlo no?
